El selenio (Se) forma parte de la enzima glutatión peroxidasa, que metaboliza los hidroperóxidos que se forman de los ácidos grasos poliinsaturados. Forma parte, también, de las enzimas que desyodizan las hormonas tiroideas. En general, el selenio actúa como un antioxidante que funciona junto con la vitamina E.
Las concentraciones plasmáticas de selenio varían entre 8 y 25 mcg/dL (0,1 a 0,3 micromol/L), según la ingestión de selenio.
En dosis altas (> 900 mcg/día), el selenio causa toxicidad.
El diagnóstico de la intoxicación por selenio suele ser clínico; en ocasiones se miden los niveles de glutatión proxidasa.
Las manifestaciones son pérdida de cabello, alteraciones ungueales, dermatitis, neuropatía periférica, náuseas, diarrea, fatiga, irritabilidad y aliento a ajo.
Los niveles tóxicos de selenio no están bien definidos.
El tratamiento de la intoxicación con selenio implica reducir el consumo de selenio.
(Véase también Generalidades sobre deficiencia e intoxicación por minerales.)