Edad y salud: lesiones de los tejidos blandos

Los mayores de 65 años tienen más probabilidad de sufrir una lesión en los ligamentos musculares y los tendones, en parte porque son más propensos a las caídas. Son más propensos a caer por las razones siguientes:

  • Algunos de los cambios normales relacionados con la edad en lo referente a equilibrio, visión, sensibilidad (principalmente en los pies), y fuerza muscular hacen que las personas mayores sean más propensas a caerse y a lesionarse.

  • Algunas personas mayores se sienten mareadas o aturdidas cuando se sientan o se ponen de pie porque su presión arterial desciende en exceso.

  • Los ancianos tienen menor capacidad de protegerse ante una caída.

  • Además, tienen más probabilidad de sufrir efectos secundarios con los fármacos (como somnolencia, pérdida del equilibrio y mareo), lo que hace que las caídas sean más probables.

En las personas mayores, la recuperación suele ser más complicada y más lenta que en los jóvenes porque

  • Los ancianos suelen curarse más despacio que los adultos más jóvenes.

  • Las personas de edad avanzada suelen tener menos fuerza general, menos flexibilidad y más problemas de equilibrio que las personas más jóvenes. Por lo tanto, compensar las limitaciones causadas por una lesión resulta más duro, y volver a realizar las actividades diarias es más difícil.

  • Cuando las personas mayores están inactivas o inmovilizadas (por yesos o férulas), pierden tejido muscular más rápidamente que los adultos jóvenes. Por lo tanto, la inmovilización puede ocasionar debilidad muscular. A veces, los músculos se acortan de forma permanente, y se forman cicatrices en los tejidos situados alrededor de la articulación, como ligamentos y tendones. Este trastorno (denominado contracturas articulares) limita el movimiento de la articulación.

  • Las personas mayores son más propensas a sufrir otros trastornos (como artritis o mala circulación) que pueden interferir con la recuperación o enlentecer la curación.

Incluso las fracturas de menor importancia pueden deteriorar significativamente la capacidad de los adultos para llevar a cabo las actividades diarias normales, como comer, vestirse, bañarse e incluso caminar, sobre todo si utilizaban un andador antes de la lesión.

Inmobilización: la inmobilización es una preocupación que afecta particularmente a las personas de edad avanzada.

En personas mayores, la inmovilización aumenta la probabilidad de que ocurra lo siguiente:

Se desarrollan úlceras de decúbito cuando se interrumpe o se reduce el flujo de sangre a una zona. En los ancianos el flujo sanguíneo a una extremidad ya puede estar reducido. Cuando la extremidad lesionada se apoya sobre un yeso, el propio peso de la extremidad puede reducir aún más el flujo sanguíneo y se pueden formar úlceras de decúbito (o por presión). Si se requiere reposo en cama, se pueden formar úlceras por presión en las zonas de la piel que quedan apoyadas sobre la cama. Estas áreas deben ser inspeccionadas de forma minuciosa para detectar cualquier signo que indique que la piel se está lesionando.

Debido a que la inmovilización es más probable que cause problemas en las personas de edad avanzada, el tratamiento de las lesiones musculoesqueléticas se centra en ayudar a que los ancianos retomen sus actividades cotidianas tan pronto como sea posible.