La rotura uterina espontánea es el desgarro del útero que puede dar lugar a que el feto sea expulsado en la cavidad peritoneal.
La rotura uterina es rara. Puede ocurrir durante la última etapa del embarazo o el trabajo de parto activo.
La rotura uterina ocurre más frecuentemente a lo largo de la línea cicatrizal en mujeres con cesáreas previas. Otros factores predisponentes incluyen anomalías uterinas congénitas, traumatismos y otros procedimientos quirúrgicos, y otros procedimientos quirúrgicos como miomectomías o cirugía abierta materno-fetal.
Las causas de rotura uterina incuyen
Sobredistensión uterina (debido a embarazo múltiple, polihidramnios, o anomalías fetales)
Versión fetal externa o interna
Perforación iatrogénica
Uso excesivo de uterotónicos
Falta de reconocimiento de la distocia del trabajo de parto con las contracciones uterinas excesivas contra un anillo de restricción uterino inferior
Si las mujeres que han tenido una cesárea previa desean intentar un parto vaginal, las prostaglandinas no deben utilizarse, ya que aumentan el riesgo de rotura uterina.
Los signos y síntomas de la rotura uterina incluyen bradicardia fetal, desaceleraciones variables, evidencia de hipovolemia, pérdida de la estación fetal (detectada durante el examen cervical) y dolor abdominal grave o constante. Si el feto ha sido expulsado del útero y se encuentra dentro de la cavidad peritoneal, la morbimortalidad fetal y materna aumentan significativamente.
El diagnóstico de la rotura uterina se confirma mediante laparotomía.
El tratamiento de la rotura uterina es la laparotomía inmediata con cesárea y, si es necesario, histerectomía.