Aceptación de la muerte y del hecho de morir

PorElizabeth L. Cobbs, MD, George Washington University;
Karen Blackstone, MD, George Washington University;Joanne Lynn, MD, MA, MS, The George Washington University Medical Center
Revisado/Modificado oct. 2021 | Modificado sep. 2022
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    Prepararse para morir significa a menudo terminar el trabajo de toda la vida, dejar bien arreglados los asuntos con la familia y amigos, y hacer las paces con lo inevitable. Para muchas personas en fase terminal y sus familiares son importantes las cuestiones de orden espiritual y religioso. El servicio religioso forma parte del equipo terapéutico en algunos hospitales y centros de cuidados paliativos, y los proveedores profesionales de atención médica pueden facilitar al afectado y a sus familiares una ayuda espiritual apropiada si ellos no disponen de un sacerdote, un pastor u otro consejero espiritual.

    • La persona moribunda y su familia pueden sentirse reconfortados con la ayuda de familiares, amigos y, en ocasiones, sacerdotes.

    • El duelo suele pasar progresivamente por estos cinco estadios emocionales: negación, rabia, negociación, depresión y aceptación.

    Ante la perspectiva de morir surgen preguntas acerca del origen y el significado de la vida y las razones por las cuales se sufre y se muere. No hay respuestas fáciles a estas preguntas existenciales. Ante la necesidad de respuestas, las personas con una enfermedad grave y sus familiares pueden recurrir a la religión, a otros parientes, asesores, amigos, o a la ciencia. Pueden hablar y participar en actos religiosos o familiares, o tomar parte en actividades que tengan un significado para ellos. El antídoto más eficaz contra la desesperación es sentirse querido por otra persona. Los diagnósticos médicos y los tratamientos no deben impedir preocuparse por las cuestiones de mayor significación ni hacer olvidar la importancia de las relaciones humanas.

    El duelo es un proceso normal que suele empezar ante el pronóstico de muerte. Según Elisabeth Kübler-Ross, una pionera en los estudios sobre la muerte y la agonía, las personas en fase terminal suelen pasar por los siguientes cinco estadios emocionales:

    • Negación

    • Ira

    • Negociación

    • Depresión

    • Aceptación

    Estas etapas se experimentan generalmente más o menos en orden secuencial. Sin embargo, pueden darse en cualquier orden. En la fase de negación las personas pueden actuar, hablar o pensar como si el pronóstico no fuera mortal. La negación suele ser una respuesta temporal para sobrellevar el miedo ante la pérdida de capacidades, la separación de sus seres queridos, la incertidumbre del futuro y el sufrimiento. Hablar con un médico o con otros profesionales de la salud puede ayudar a la persona moribunda a comprender que la situación estará bajo control y que tendrán el bienestar y el consuelo necesarios. La rabia puede manifestarse como resistencia a la injusticia: «¿Por qué yo?» La negociación puede ser una especie de razonamiento con la muerte, mirando de conseguir algo más de tiempo. Cuando la persona en fase terminal se da cuenta de que la negociación y otras estrategias no sirven de nada, pueden caer en un estado de depresión. La aceptación, descrita a menudo como enfrentamiento a lo inevitable, puede aparecer después de conversaciones con la familia, los amigos y los profesionales sanitarios.

    Enfrentarse a la muerte es un proceso muy duro, con altibajos emocionales. No obstante, para la mayoría de las personas, es un periodo de acceso a una nueva comprensión y a un crecimiento personal. El hecho de enfrentarse a las heridas del pasado, el restablecimiento de las relaciones y el hecho de preocuparse por los seres queridos permite que las personas moribundas y sus familiares alcancen a menudo una profunda tranquilidad interior.

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