Las glándulas de Bartolino son redondas, muy pequeñas, no son palpables y están localizadas en la profundidad en la cara posterolateral del introito vaginal. La obstrucción del conducto hace que la glándula se agrande con moco, lo que produce un quiste. Las causas de obstrucción son desconocidas. Rara vez, los quistes se producen por una enfermedad venérea o de transmisión sexual (p. ej., gonorrea).
Los quistes de la glándula de Bartolino aparecen en el 2% de las mujeres, en general en la tercera década de la vida. Con la edad, los quistes son menos frecuentes.
Un quiste puede infectarse y formar un absceso. Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM) es cada vez más común en este tipo de infecciones (y en otras infecciones vulvares).
Rara vez se originan cánceres de vulva en las glándulas de Bartolino.
Signos y síntomas
La mayoría de los quistes de la glándula de Bartolino son asintomáticos, pero los quistes grandes pueden irritar e interfir con las relaciones sexuales y el caminar. La mayoría de los quistes no son dolorosos, son unilaterales y se palpan cerca del introito vaginal. Los quistes se distienden y afectan los labios mayores, lo cual causa una asimetría vulvar.
Puede desarrollarse celulitis con eritema localizado e hipersensibilidad a la palpación. Los abscesos pueden causar dolor vulvar grave y a veces fiebre; son dolorosos y en general, eritematosos. Puede haber flujo vaginal. Puede coexistir una enfermedad de transmisión sexual.
Diagnóstico
El diagnóstico de los quistes de la glándula de Bartolino suele realizarse con el examen físico. Si existe una secreción, debe tomarse en una muestra para evaluarse en busca de enfermedades de transmisión sexual. El contenido de los abscesos debe cultivarse.
En las mujeres > 40 años, algunos expertos recomiendan una biopsia para excluir un cáncer de vulva.
Tratamiento
En las mujeres < 40, los quistes asintomáticos no requieren tratamiento. Los síntomas leves se pueden resolver cuando se utilizan baños de asiento. De lo contrario, los quistes sintomáticos pueden requerir cirugía.
Los abscesos también requieren cirugía. Como los quistes a menudo recurren después del drenaje simple, la cirugía apunta a producir una abertura permanente desde el conducto hacia el exterior. En general, se realiza una de las siguientes intervenciones:
Los quistes recidivados pueden requerir una extirpación.
En las mujeres > 40 años, los quistes de aparición reciente deben biopsiarse quirúrgicamente (para excluir cáncer de vulva) o extirparse. Los quistes que han estado presentes durante años y no han cambiado de apariencia no requieren biopsia ni extirpación quirúrgica a menos que ocurran síntomas.
Los abscesos también a veces se tratan con regímenes de antibióticos orales que cubren SARM (p. ej., trimetoprima 160 mg/sulfametoxazol 800 mg 2 veces al día o amoxicilina/ácido clavulánico 875 mg 2 veces al día durante 1 semana) más clindamicina (300 mg cuatro veces al día durante 1 semana). Los antibióticos orales deben usarse cuando también existe celulitis; los antibióticos deben elegirse en función del antibiograma de esa región. La hospitalización para administrar antibióticos por vía intravenosa debe considerarse seriamente si los pacientes tienen diabetes mellitus mal controlada o están inmunocomprometidos.
Conceptos clave
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Para la mayoría de los quistes de las glándulas de Bartolino, se desconoce la causa de la obstrucción ductal; en raras ocasiones, los quistes son el resultado de una enfermedad de transmisión sexual.
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Los quistes pueden infectarse, a menudo con un SARM, y formar un absceso.
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En las mujeres > 40 años, los quistes de aparición reciente deben explorarse quirúrgicamente y biopsiarse (para excluir cáncer de vulva) o extirparse.
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Si los quistes causan síntomas molestos, se deben tratar quirúrgicamente (p. ej., con la inserción de un catéter, marsupialización y/o escisión).