¿Qué es la cimicífuga?
La cimicífuga es una planta perenne que crece en América del Norte y se utiliza mayoritariamente como suplemento dietético para aliviar los síntomas de la menopausia. Aunque se emplea para producir efectos similares a los del estrógeno, no contiene ningún estrógeno vegetal (fitoestrógeno).
Su nombre botánico es Actaea racemosa y también se conoce como culebra negra y cohosh negro, entre otros nombres.
El tallo subterráneo de esta planta se encuentra disponible en polvo, comprimidos o líquido.
La cimicífuga debe someterse a procesos industriales para que los suplementos obtenidos contengan determinados ingredientes activos, llamados triterpenos.
La cimicífuga contiene ciertas sustancias, como una forma del principio activo de la aspirina (ácido acetilsalicílico), que proporcionan efectos antiinflamatorios.
(Véase también Introducción a los complementos dietéticos.)
¿Qué afirmaciones se hacen sobre la cimicífuga?
La cimífuga se suele tomar para aliviar los síntomas de la menopausia (tales como sofocos, sudoración nocturna, cambios de humor, taquicardia y sequedad vaginal). A veces se toma para tratar la artritis o tratar los síntomas menstruales.
¿Funciona la cimicífuga?
La evidencia científica sobre los beneficios obtenidos en el alivio de los síntomas de la menopausia es contradictoria. Algunos estudios indican que la cimicífuga alivia los síntomas de la menopausia, pero no con la misma eficacia que los tratamientos hormonales. Sin embargo, otros estudios no encontraron diferencias entre el uso de cimicífuga y el uso de placebo (una sustancia que no contiene un ingrediente activo) para aliviar los sofocos o la intensidad de los síntomas de la menopausia. Una de las dificultades es que los ingredientes de los suplementos de cimicífuga no están estandarizados.
Hay pocos datos fiables sobre la efectividad de la cimífuga para otros trastornos y síntomas.
¿Cuáles son los posibles efectos secundarios de la cimicífuga?
Los efectos secundarios son poco frecuentes. Los más probables son cefalea (jaqueca/dolor de cabeza) y molestias estomacales.
La cimicífuga también puede causar mareos, sudoración excesiva y, en dosis elevadas, presión arterial baja.
Debido a que algunas personas han desarrollado problemas hepáticos, la farmacopea estadounidense (USP, por sus siglas en inglés) ha recomendado que los productos procedentes de la cimicífuga se etiqueten con una advertencia de que pueden ser tóxicos para el hígado.
En el embarazo, la cimicífuga puede, en teoría, causar contracciones uterinas y, por lo tanto, provocar un aborto espontáneo. Además, debe evitarse durante la lactancia, ya que está presente en la leche materna, posiblemente causando efectos hormonales en los lactantes.
¿Qué interacciones farmacológicas se producen con la cimicífuga?
La cimífuga puede reducir la eficacia de los medicamentos antineoplásicos (quimioterapéuticos) tamoxifeno e irinotecan.
Recomendaciones
La cimicífuga puede ayudar a aliviar los síntomas de la menopausia, pero lo más probable es que cualquier beneficio, si lo hay, sea menor. La North American Menopause Society (Sociedad Estadounidense para la Menopausia) no recomienda su uso porque los datos científicos que lo apoyan son de baja calidad. Los tratamientos convencionales (por ejemplo, los tratamientos hormonales) tienen mayores beneficios.
La cimicífuga parece ser razonablemente inocua, pero se ha relacionado con algunos casos graves de daño hepático, por lo que no está exenta de riesgos. Las personas sensibles a la aspirina (ácido acetilsalicílico) o con antecedentes de epilepsia, enfermedad hepática, cáncer hormonodependiente (por ejemplo, ciertos tipos de cáncer de mama), accidente cerebrovascular o hipertensión arterial, no deben tomar cimífuga. Además, las mujeres embarazadas y lactantes deben evitar su uso.
