Caídas en personas mayores

PorRichard G. Stefanacci, DO, MGH, MBA, Thomas Jefferson University, Jefferson College of Population Health;
Jayne R. Wilkinson, MD, MSCE, University of Pennsylvania, Perelman School of Medicine
Revisado/Modificado nov. 2023
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Datos clave

Una caída se define como un descenso involuntario o accidental al suelo u otro nivel más bajo.

  • La mayoría de las caídas ocurren cuando personas mayores con una o más discapacidad física que afecta la movilidad o el equilibrio se encuentran ante un peligro en su entorno.

  • Muchas personas no presentan síntomas antes de una caída, pero algunas se sienten mareadas o presentan otros síntomas.

  • A consecuencia de una caída, pueden aparecer fracturas y contusiones.

  • A menudo los médicos realizan pruebas para determinar si existieron o no trastornos subyacentes que contribuyeron a la caída.

  • Las caídas alrededor de la casa a menudo se pueden prevenir tomando precauciones.

  • Después de tratar las lesiones, las personas acuden al fisioterapeuta en busca de ayuda para reducir el riesgo de caídas subsiguientes.

ya que las caídas son frecuentes a esta edad. En Estados Unidos, cada año aproximadamente una de cuatro personas de 65 años o más refieren haber sufrido una caída. lo que da lugar a un total de cerca de 36 millones de caídas cada año, según los Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC por sus siglas en inglés).

Una persona que se ha caído una vez es más propensa a volver a caerse.

No todas las caídas causan lesiones. Sin embargo, más de un tercio de las personas que caen reportan una lesión que requirió tratamiento médico o que restringió su actividad durante al menos un día. Eso se traduce en una estimación de 8 millones de lesiones por caídas cada año. Alrededor del 20% de las caídas causan lesiones graves, como fracturas (incluyendo una fractura de cadera) o un traumatismo craneal. Las personas de edad avanzada son más propensas a sufrir fracturas en las caídas debido a que muchas tienen los huesos porosos y frágiles (un trastorno denominado osteoporosis). Algunas lesiones causadas por una caída son mortales.

Muchas personas de edad avanzada temen caer. El miedo a caerse puede ocasionar problemas. Las personas de edad avanzada se preocupan por la realización de sus actividades habituales y pierden la confianza en sí mismas y hasta su independencia. Hay medidas para superar los temores y reducir el riesgo de caída. Reconocer las causas de las caídas puede ser eficaz.

Muchos adultos mayores son reacios a informar de una caída porque creen erróneamente que caerse forma parte del envejecimiento de manera normal. O temen que sus actividades sean restringidas o que sean ingresados en una institución. Sin embargo, las personas deben informar de las caídas a su profesional de la salud, incluso si no se lo pregunta, porque este profesional puede sugerir formas de ayudarles a prevenir futuras caídas.

¿Sabías que...?

  • Aunque muchas personas de edad avanzada se caen, las caídas no forman parte del proceso normal de envejecimiento.

Causas de las caídas

La mayoría de las caídas ocurren cuando interaccionan varios factores. Los factores incluyen

  • Afecciones físicas que alteran la movilidad o el equilibrio

  • Uso de ciertos medicamentos

  • Peligros en el medio ambiente

  • Situaciones potencialmente peligrosas

Por ejemplo, las personas con enfermedad de Parkinson y problemas de visión (discapacidades físicas que alteran la movilidad o el equilibrio) pueden tropezar con un cable eléctrico (riesgo del entorno) cuando se apresuran a contestar al teléfono (situación potencialmente peligrosa).

La condición física de una persona se ve afectada por los cambios debidos al envejecimiento, la buena forma física, los trastornos presentes y los fármacos utilizados. Probablemente, el estado físico tiene un efecto más importante sobre el riesgo de caídas que el entorno y las situaciones peligrosas. Las limitaciones en la condición física no solo aumentan el riesgo de caídas, sino que también influyen en cómo responde la persona a los peligros y a las situaciones de riesgo.

Las condiciones físicas que aumentan el riesgo de caídas son las siguientes:

  • El equilibrio o el caminar

  • La visión

  • La sensibilidad, en especial en los pies

  • La fuerza muscular

  • Las capacidades cognitivas

  • La tensión arterial o la frecuencia cardíaca

Por ejemplo, la pérdida de fuerza muscular puede impedir que los adultos mayores mantengan o recuperen el equilibrio cuando pisan una superficie irregular o se golpean. Con el envejecimiento, las personas se vuelven menos capaces de calibrar la separación entre los objetos y pueden necesitar una luz más brillante para ver bien. El deterioro cognitivo puede impedir que los adultos mayores recuerden tomar medidas de seguridad al caminar, por ejemplo, aferrarse a la barandilla al subir y bajar escaleras. La presión arterial baja o los latidos cardíacos lentos pueden causar mareos o pérdida de la consciencia. La razón es que los problemas cardíacos pueden reducir la cantidad de sangre que llega al cerebro.

El uso de ciertos medicamentos también puede aumentar el riesgo de caídas. Entre estos medicamentos se encuentran los que afectan la atención (como los analgésicos opiáceos, los ansiolíticos y algunos antidepresivos) o los que reducen la presión arterial (como los antihipertensivos, los diuréticos y algunos medicamentos para el corazón).

Muchas caídas se deben a los riesgos del entorno. Las caídas pueden darse cuando una persona no percibe un peligro o no responde con la rapidez necesaria después de haberlo percibido.

Los riesgos del entorno que aumentan el peligro de caídas comprenden

  • La iluminación inadecuada

  • Las alfombras que no están fijadas

  • Los suelos resbaladizos

  • Los cables eléctricos y alargadores u otros objetos que se encuentran en las zonas de paso

  • Las aceras irregulares y los bordillos rotos

  • Entornos desconocidos

La mayoría de las caídas suceden en casa. Algunas se producen cuando la persona está quieta y de pie, pero la mayoría se producen cuando la persona se está moviendo: al levantarse o meterse en la cama, una silla o el asiento del inodoro, o bien al caminar, subir o bajar escaleras. Mientras la persona está en movimiento, es posible que tropiece o dé un paso en falso, o puede perder el equilibrio. Cualquier movimiento puede ser peligroso, pero el peligro aumenta si la persona se mueve apresuradamente o está distraída. Por ejemplo, andar de prisa para ir al baño (en especial por la noche cuando no se está completamente despierto o cuando la iluminación no es buena) o para contestar al teléfono, o caminar mientras se habla por un teléfono móvil, hace más peligroso el movimiento.

Síntomas de la caídas

A menudo, antes de caer, la persona no presenta ningún síntoma. Cuando un riesgo del entorno o una situación peligrosa causan una caída, lo hacen sin avisar. Sin embargo, si una caída se debe, en parte o completamente, a un problema físico, los síntomas pueden notarse antes de la caída. Los sistomas pueden consistir en

Después de una caída, es muy común que la persona sufra una lesión, que tiende a ser más grave cuanto más avanzada es la edad de la persona en cuestión. Más de la mitad de las caídas causan por lo menos una lesión leve, como una contusión, un esguince o una distensión muscular. Las lesiones más graves pueden incluir fracturas óseas, roturas de ligamentos, heridas profundas y lesiones en órganos como los riñones o el hígado. Alrededor del 2% de las caídas causan una fractura de cadera. Otros huesos (del brazo, la muñeca o la pelvis) se fracturan en cerca del 5% de las caídas. Algunas caídas producen pérdida de consciencia o traumatismo craneoencefálico.

Las caídas pueden causar aún más problemas si la persona no logra levantarse inmediatamente o pedir ayuda. Una situación así puede ser aterradora y hacer que la persona se sienta impotente. Permanecer en el suelo, aunque sea durante unas pocas horas, puede provocar problemas como

Los efectos de una caída pueden durar largo tiempo. Alrededor de la mitad de las personas que caminaban antes de caerse y fracturarse la cadera ya no vuelven a caminar tan bien como lo hacían, incluso después del tratamiento y la rehabilitación. Quienes han caído una vez pueden experimentar miedo a caer de nuevo, lo que les priva de la confianza en sí mismos. Como consecuencia, pueden decidir quedarse en casa y abandonar algunas actividades, como ir de compras, visitar a los amigos u ocuparse de las tareas domésticas. Cuando las personas se vuelven menos activas, las articulaciones se vuelven más rígidas y los músculos pueden debilitarse. Esto incrementa el riesgo de caídas y hace más difícil permanecer activo e independiente. Para muchas personas, las caídas son un factor importante en la decisión de trasladarse a una residencia geriátrica o a otro establecimiento asistencial. Por todas estas razones, las caídas pueden empeorar enormemente la calidad de vida de las personas.

Algunas caídas pueden ser graves y causar la muerte. La muerte puede producirse enseguida si, por ejemplo, la cabeza se golpea contra una superficie dura y se produce una hemorragia incontrolable en el interior del encéfalo o alrededor de éste. Con mucha mayor frecuencia, la muerte sobreviene más tarde, a causa de complicaciones en las lesiones graves provocadas por la caída.

Diagnóstico de las caídas

  • Evaluación médica

  • A veces, pruebas de laboratorio

Es de vital importancia comentar al médico que se ha sufrido una caída, aunque no lo pregunte, porque el médico puede descubrir algunas causas tratables de la caída. Las personas que han sufrido una caída pueden ser reacias a comentarlo con su médico porque creen que las caídas forman parte del proceso de envejecimiento, sobre todo si en aquella ocasión no sufrieron ninguna lesión. Incluso las personas que han padecido lesiones graves y han necesitado asistencia en un servicio de urgencias pueden ser remisas a admitir que se han caído. Puede que no quieran que los demás crean que están incapacitados y que, por lo tanto, deben trasladarse de su casa a entornos con mayor supervisión, como una residencia.

Para identificar la causa de la caída, el médico debe indagar acerca de las circunstancias en que se produjo, incluyendo cualquier síntoma que pudiera precederla (como vértigo y palpitaciones) o cualquier actividad que pueda haber contribuido a la misma. Pide a los testigos de la caída que describan lo que vieron. El médico también se informa acerca del consumo de fármacos, recetados o no, así como de alcohol, que puedan haber favorecido la caída. También pregunta si el paciente ha perdido el conocimiento y si fue capaz de levantarse sin ayuda.

El primer paso consiste en llevar a cabo una exploración física para comprobar si hay lesiones y obtener información sobre las posibles causas de la caída. La exploración comprende lo siguiente:

A veces los médicos piden a la persona que realice algunas actividades habituales, como sentarse en una silla y luego ponerse de pie y caminar, o subir y bajar un peldaño. La observación de estas actividades puede ayudar a identificar las alteraciones que han contribuido a la caída.

Si la caída ha sido causada por un riesgo del entorno y no ha habido ninguna lesión grave, es posible que no se requieran más pruebas. Sin embargo, si la condición física de la persona pudo haber contribuido a la caída, pueden ser necesarias algunas pruebas. Por ejemplo, si la exploración física evidencia un problema cardíaco, se pueden comprobar la frecuencia y el ritmo cardíacos a través de una electrocardiografía (ECG). Esta prueba puede durar pocos minutos y realizarse en el consultorio médico, o puede pedirse a la persona que lleve un dispositivo portátil de ECG (monitor Holter) durante 1 o 2 días. Los análisis de sangre, como un hemograma completo y la medición de los niveles de electrólitos, pueden ser útiles en personas que han experimentado mareos o aturdimiento. Si el sistema nervioso aparece alterado, será adecuado realizar una tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) craneal.

Tratamiento de las caídas

  • Tratamiento de las lesiones por caídas

  • Tratamiento de cualquier trastorno que pueda provocar caídas

  • Fisioterapia

La prioridad fundamental es el tratamiento de las lesiones, como las lesiones en la cabeza, las fracturas, los esguinces y las heridas musculares.

La siguiente prioridad consiste en prevenir posteriores caídas tratando las enfermedades que pueden haber contribuido a la caída. Por ejemplo, en personas con un ritmo cardíaco muy lento acompañado de sensación de mareo, se podrá considerar la opción de instalar un marcapasos. Si es posible, se interrumpe el tratamiento con cualquier fármaco potencialmente perjudicial, se reduce la dosis o se sustituye por otros fármacos.

Los fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales pueden ayudar a mejorar la marcha y el equilibrio, así como la confianza en uno mismo después de una caída. Pueden dar consejos sobre cómo evitar las caídas. Además, los terapeutas pueden animar a la persona para que siga activa. La fisioterapia, los ejercicios supervisados de equilibrio y los estiramientos ayudan a reducir el riesgo de caídas.

Prevención de caídas

Las personas mayores pueden tomar varias medidas simples y prácticas para reducir el riesgo de caídas.

  • Hacer ejercicio con regularidad: la resistencia o el entrenamiento con pesas pueden ayudar a fortalecer las piernas débiles y así mejorar la estabilidad al caminar. El tai chi y los ejercicios de equilibrio, como aguantarse sobre un solo pie, ayudan a mejorar el equilibrio corporal. Los programas de ejercicio deben adaptarse a las necesidades personales. Muchos centros de la tercera edad y otros clubes de salud ofrecen clases de ejercicios en grupo, gratuitas o a precio asequible, adaptadas a la tercera edad.

  • Utilizar calzado apropiado: los mejores calzados son los que tienen suelas firmes y antideslizantes, tacones bajos y cierto apoyo para el tobillo.

  • Incorporarse lentamente después de haber estado sentado o acostado y esperar unos segundos antes de comenzar a moverse: esta precaución puede ayudar a prevenir mareos, ya que da tiempo al organismo a adaptarse al cambio de posición.

  • Aprendizaje de una maniobra simple de la cabeza: una maniobra simple de la cabeza llamada maniobra de Epley puede ayudar a algunas personas mayores que tienen un tipo de vértigo llamado vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB). La maniobra de Epley consiste en girar la cabeza de maneras específicas. los médicos suelen realizar la maniobra la primera vez, pero las personas pueden aprender cómo hacerla ellas mismas si necesitan repetirla.

  • Comprobar los medicamentos que se están tomando: las personas afectadas pueden pedir al médico u otros profesionales de la salud que revisen todos los medicamentos, prescritos o no, que están tomando, con el fin de verificar si alguno de ellos puede incrementar el riesgo de caídas. Si es así, es posible que los médicos reduzcan las dosis o que recomienden dejar de tomar el medicamento.

  • Revisar regularmente la visión: el uso de gafas apropiadas ayuda a prevenir algunas caídas. También puede hacerlo el tratamiento del glaucoma o las cataratas, factores que limitan la capacidad visual.

  • Consultar con un fisioterapeuta la manera de reducir el riesgo de caídas: algunas personas de edad avanzada necesitan que un fisioterapeuta los entrene en la manera correcta de caminar, particularmente si necesitan utilizar un dispositivo de asistencia como un andador o bastón (véase la figura La medida justa). Los fisioterapeutas pueden ayudar a ajustar los dispositivos de ayuda (como los reposapiés de la silla de ruedas) y enseñarles a usarlos.

La medida justa

Es importante que las personas que se están recuperando de lesiones o de cirugía en la pierna utilicen un bastón que tenga una medida correcta. Un bastón demasiado largo o demasiado corto puede causar dolor de espalda, mala postura e inestabilidad. El bastón debe sostenerse en el lado opuesto al de la pierna lesionada.

A veces, los peligros en el entorno se pueden suprimir o corregir (véase la tabla Lista de comprobación para prevenir las caídas en el hogar).

  • La iluminación puede mejorarse incrementando la cantidad de bombillas o cambiando el tipo de bombillas que se utilizan.

  • Los interruptores de la iluminación pueden situarse de la manera más conveniente para hacerlos fácilmente accesibles. Se puede utilizar detectores de movimiento para encender la luz o luces que se encienden simplemente con tocarlas. Las luces nocturnas pueden ser útiles.

  • Es importante una correcta iluminación de las escaleras (interiores y exteriores) y de las zonas exteriores utilizadas de noche. Las escaleras deben tener bandas antideslizantes y pasamanos fuertes y seguros. Se pueden aplicar tiras adhesivas de colores brillantes para señalar claramente los escalones.

  • Los cables eléctricos o alargadores que se encuentren en el camino de paso pueden retirarse, y aumentar la cantidad de tomas de corriente o bien fijar los cables sobre las puertas o debajo de las placas del suelo.

  • Los elementos que abarrotan el suelo, los pasillos, y las escaleras pueden colocarse fuera del paso.

  • Los pavimentos (incluyendo alfombras y linóleo) con rasgaduras o bordes ondulados se deben reparar, tachonar o reemplazar.

  • Debe prescindirse de las alfombras deslizantes o bien pegarlas o fijarlas; también pueden utilizarse alfombras cuya zona anterior sea antideslizante.

  • Los muebles deben ser lo suficientemente estables para soportar el peso de una persona apoyada en los bordes de la mesa o en los brazos y el respaldo de una silla.

  • Para las personas que necesitan sujetarse a algo cuando se incorporan, pueden instalarse barras de sujeción junto a los inodoros, bañeras u otros lugares. Las barras de sujeción deben instalarse correctamente para que no se desprendan de la pared.

  • También pueden instalarse asientos de inodoro elevados.

  • La ducha puede equiparse con tiras antideslizantes, una alfombrilla de goma o un asiento.

  • En el baño y en la cocina deben utilizarse alfombrillas antideslizantes.

  • Los artículos para el hogar de uso frecuente se pueden guardar en armarios u otros espacios, a una altura entre la cintura y el nivel de los ojos, de tal forma que sean accesibles sin tener que estirarse o doblarse para llegar a ellos.

Aprender a manejar situaciones potencialmente peligrosas de una manera segura puede ser más importante que eliminar los peligros del entorno. A veces las personas necesitan prestar más atención a los riesgos potenciales y pensar más en las maneras de cumplir con las tareas diarias de forma segura. Por ejemplo, pueden instalar teléfonos inalámbricos en varios puntos del hogar o llevar un teléfono móvil en el bolsillo, de manera que no tengan que apresurarse para contestar una llamada.

Las caídas no siempre se pueden prevenir. Así, las personas propensas a fracturarse la cadera, como las que tienen osteoporosis, deben maximizar la fuerza de sus huesos tomando calcio y vitamina D en cantidades adecuadas, así como medicación adicional, según se les prescriba, para frenar la pérdida de masa ósea. Algunas personas que residen en centros de cuidados o en residencias para mayores pueden plantearse utilizar un protector de cadera, que consiste en una prenda interior con una almohadilla de espuma plástica que se coloca alrededor de la cadera. Si los protectores de cadera se usan regularmente en los centros de atención, pueden prevenir las fracturas de cadera, pero no se ha demostrado que sean tan eficaces para las personas que viven de forma independiente en casa.

Saber qué hacer en caso de caída permite a las personas mayores tener menos miedo a caer. En caso de que se caigan y no puedan levantarse, es oportuno que se coloquen boca abajo, se arrastren hacia un mueble (u otra estructura que pueda aguantar su peso) y se levanten.

Además, las personas mayores deben tener los medios para pedir ayuda con facilidad. Las personas que se han caído ya varias veces deben tener un teléfono en un lugar que puedan alcanzar desde el suelo. Otra posibilidad es instalar un sistema de respuesta de emergencia (telealarma) que avisa a alguien para que compruebe lo que pueda estar ocurriendo. La mayor parte de estos dispositivos cuentan con un botón de alarma que se suele llevar colgado del cuello. Al apretar el botón, se pide ayuda.

Tabla

Más información

Los siguientes son recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de estos recursos.

  1. Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades): este sitio web proporciona estadísticas sobre caídas en adultos mayores y enlaces a discusiones sobre formas de prevenir caídas,

  2. National Council on Aging (NCOA) (Consejo Nacional sobre el Envejecimiento): este sitio web proporciona enlaces a artículos que tratan sobre estadísticas de caídas en adultos mayores, formas de prevenirlas y mitos sobre las caídas.

  3. National Safety Council: (Consejo nacional de seguridad): las medidas de prevención de caídas pueden mantener a los adultos mayores independientes

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