Síndrome del intestino irritable

PorStephanie M. Moleski, MD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
Revisado/Modificado jul. 2022 | Modificado sep. 2022
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Datos clave

El síndrome del intestino irritable es un trastorno del tubo digestivo que produce dolor abdominal recurrente y estreñimiento o diarrea.

  • Los síntomas varían pero a menudo incluyen dolor en la zona baja del abdomen, hinchazón, flatulencia (gases) y estreñimiento o diarrea.

  • Los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden desencadenarse por distintas sustancias y factores emocionales.

  • El médico suele diagnosticar el síndrome del intestino irritable basándose en los síntomas, pero solicita pruebas para descartar otros problemas.

  • El cambio de alimentación y los fármacos por lo general alivian los síntomas específicos.

El síndrome del intestino irritable es frecuente en la población general. Algunos estudios, aunque no todos, sugieren que las mujeres con este síndrome consultan con mayor frecuencia a un médico. El síndrome del intestino irritable es el trastorno más frecuente diagnosticado por los gastroenterólogos (los médicos especialistas en enfermedades del aparato digestivo) y es una causa frecuente de visita al médico de atención primaria.

El síndrome del intestino irritable es un trastorno del movimiento de los intestinos, la sensibilidad de los nervios de los intestinos o la forma en que el cerebro controla algunas de estas funciones. Sin embargo, aunque el funcionamiento normal esté afectado, no hay anomalías estructurales que puedan ser detectadas mediante un endoscopio (un tubo flexible de visualización), pruebas de diagnóstico por la imagen, biopsias o análisis de sangre. Por lo tanto, el síndrome del intestino irritable se identifica por las características de los síntomas y, cuando se realizan, por los resultado normales de las pruebas.

Causas del síndrome del intestino irritable

La causa del síndrome del intestino irritable no está clara. En muchas personas con este trastorno, el sistema digestivo es especialmente sensible a estímulos. Las personas afectadas sienten malestar causado por gases intestinales o por contracciones que otras personas no encontrarían preocupantes. Aunque los cambios en la motilidad intestinal que se producen en el síndrome del intestino irritable parecen relacionados con contracciones intestinales anómalas, no todas las personas que padecen este trastorno tienen dichas contracciones, y en muchas de las personas que sí las tienen, las contracciones anómalas no siempre coinciden con síntomas. En algunas personas, los síntomas comienzan después de un episodio de gastroenteritis.

Para algunas personas, el desencadenante pueden ser las comidas hipercalóricas o las dietas con alto contenido en grasas.

Para otras personas, el trigo, los productos lácteos, las alubias, el chocolate, el café, el té, algunos edulcorantes artificiales, ciertas verduras (como espárragos o brócoli) o las frutas con hueso (como albaricoques) parecen agravar los síntomas. Estos alimentos contienen hidratos de carbono que se absorben mal en el intestino delgado. Las bacterias del intestino causan la fermentación de los hidratos de carbono, lo que provoca gases, hinchazón y cólicos. Dado que muchos productos alimenticios contienen varios ingredientes, resulta difícil identificar el factor precipitante específico.

Otras personas creen que comer muy deprisa o comer después de un periodo largo sin hacerlo estimulan las crisis (un episodio o ataque). No obstante, la relación es inconsistente.

Los factores emocionales (por ejemplo, el estrés, la ansiedad, la depresión y el miedo), los fármacos (incluidos los laxantes) o las hormonas pueden desencadenar o empeorar un brote de síndrome del intestino irritable.

Las personas afectadas no siempre tienen síntomas después de un factor desencadenante habitual, y los síntomas aparecen a menudo sin que exista un desencadenante obvio. El modo en el que los factores precipitantes causan el síndrome no está claro.

Síntomas del síndrome del intestino irritable

El síndrome del intestino irritable tiende a comenzar entre la adolescencia y los 20 años de edad y provoca episodios de síntomas intermitentes que aparecen en periodos irregulares. El inicio de los síntomas en fases más tardías de la vida adulta es menos frecuente, pero no raro. Las crisis casi siempre se producen mientras la persona está despierta, y es infrecuente que despierten a la persona afectada.

Los síntomas del síndrome del intestino irritable incluyen dolor abdominal relacionado con la defecación o aliviado por esta. El dolor abdominal se asocia a un cambio en la frecuencia de las deposiciones (como sucede en el estreñimiento o en la diarrea) o en su consistencia (sueltas o grumosas y duras). El dolor puede producirse en brotes de dolor sordo y constante o como cólicos, por lo general en la parte baja del abdomen. Los síntomas del síndrome del intestino irritable también pueden incluir dilatación abdominal (distensión), mucosidad en las heces y sensación de vaciamiento incompleto después de la defecación.

Otros síntomas posibles son hinchazón, gases, náuseas, dolor de cabeza, fatiga, depresión, ansiedad, dolores musculares, problemas relacionados con el sueño y dificultad para concentrarse.

Diagnóstico del síndrome del intestino irritable

  • Evaluación médica basada en los síntomas de la persona

  • Algunas pruebas de laboratorio para buscar otros trastornos

La mayoría de las personas con síndrome del intestino irritable tienen un aspecto saludable. Los médicos basan el diagnóstico del síndrome del intestino irritable en las características de los síntomas de la persona y también utilizan criterios normalizados basados en los síntomas para el diagnóstico del síndrome del intestino irritable, denominados criterios de Roma. Asimismo, pueden solicitar pruebas para diagnosticar las enfermedades comunes que pueden causar síntomas similares, especialmente en personas mayores de 45 años o con signos de alarma, tales como pérdida de peso, sangrado rectal o edad avanzada.

Los médicos emplean los criterios de Roma para diagnosticar el síndrome del intestino irritable en personas que han sufrido dolor abdominal durante 1 día a la semana por lo menos en los últimos 3 meses junto con 2 o más de los síntomas siguientes:

  • Dolor relacionado con la defecación.

  • El dolor se asocia a un cambio en la frecuencia de las deposiciones (estreñimiento o diarrea).

  • El dolor está asociado a un cambio en la consistencia de las heces.

La exploración física no suele revelar ninguna alteración salvo, en algunas ocasiones, hipersensibilidad a la palpación en la zona del intestino grueso. Los médicos practican un tacto rectal, en el cual introducen su dedo enguantado en el recto de la persona. Las mujeres también pueden someterse a un examen pélvico.

Los médicos suelen pedir algunas pruebas, por ejemplo, análisis de sangre y de heces para diferenciar el síndrome del intestino irritable de la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa, el cáncer (especialmente en personas mayores de 45 años), la colitis microscópica, la colitis colágena, la colitis linfocítica, la enfermedad celíaca y otros trastornos e infecciones que pueden causar dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal. Los resultados de tales pruebas suelen ser normales en personas con síndrome del intestino irritable.

Los médicos pueden solicitar otras pruebas, como ecografía del abdomen o radiografías de los intestinos, en personas que presentan síntomas inusuales para el síndrome del intestino irritable, como fiebre, heces con sangre, pérdida de peso y vómitos. La colonoscopia por lo general se realiza en personas mayores de 45 años para descartar tumores o pólipos en el intestino grueso.

Otros trastornos del aparato digestivo (como apendicitis, enfermedades de la vesícula biliar, úlceras y cáncer) pueden desarrollarse en una persona con síndrome del intestino irritable, sobre todo después de los 45 años. Por lo tanto, si los síntomas de una persona cambian de manera significativa, aparecen nuevos síntomas o los síntomas no son los habituales del síndrome del intestino irritable, pueden ser necesarias pruebas adicionales.

Dado que los síntomas del síndrome del intestino irritable pueden ser provocados por el estrés y los conflictos emocionales, el médico puede hacer preguntas para ayudar a identificar el estrés, la ansiedad o los trastornos del estado de ánimo. Los médicos también formulan preguntas para descartar el abuso de laxantes.

Tratamiento del síndrome del intestino irritable

  • Comer una dieta normal y evitar los alimentos que generen gases y los que provoquen diarrea

  • Aumentar la fibra y la ingesta de agua para el estreñimiento

  • A veces, medicamentos

El tratamiento del síndrome del intestino irritable difiere de una persona a otra. Si es posible, deben evitarse los alimentos o las situaciones de estrés que parezcan desencadenar los episodios. La actividad física regular ayuda a la mayoría de las personas, especialmente las propensas al estreñimiento, a mantener un funcionamiento normal del tubo digestivo.

Dieta

(Para obtener más información sobre la alimentación y el síndrome del intestino irritable, consulte estas recommendationsrecomendaciones del National Institute of Diabetes and Digestive Disease [Instituto nacional para la diabetes y la enfermedad digestiva].)

Muchas personas se encuentran mejor comiendo frecuentemente pequeñas cantidades, en vez de comidas más copiosas y menos frecuentes (por ejemplo, 5 o 6 pequeñas comidas en vez de 3 comidas grandes al día). Se debe tratar de disminuir el ritmo de ingestión de la comida. Aquellos que tengan sensación de hinchazón e incremento de gases (flatulencia) deben evitar las habas, el repollo y otros alimentos difíciles de digerir.

Algunas personas encuentran alivio de los síntomas del síndrome del intestino irritable al restringir el consumo de alimentos con alto contenido de ciertos carbohidratos denominados oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles. Estos alimentos se denominan colectivamente FODMAPs. Los FODMAPs son hidratos de carbono que se absorben con dificultad y son fermentados rápidamente por las bacterias del intestino delgado, lo que aumenta los gases y el malestar.

Debe restringirse el consumo de sorbitol, un edulcorante artificial utilizado en algunos alimentos, medicamentos y chicles. La fructosa, el azúcar que se encuentra en las frutas, bayas y algunas plantas, debe tomarse solo en pequeñas cantidades. Las personas con SII y que no pueden digerir el azúcar lactosa (lo que se conoce como intolerancia a la lactosa), que se encuentra en la leche y otros productos lácteos, deben consumir productos lácteos con moderación.

Las personas afectadas pueden intentar reducir la ingesta de los alimentos mencionados anteriormente de uno en uno y observar si sus síntomas cambian o bien pueden probar una dieta baja en FODMAP, que restringe todos estos alimentos.

La dieta baja en grasas ayuda a algunas personas, especialmente aquellas cuyo estómago se vacía con demasiada lentitutd o demasiada rapidez.

El estreñimiento, a menudo, puede aliviarse tomando más cantidad de fibra y bebiendo más agua. Las personas con estreñimiento pueden tomar complementos de psyllium mucilloid con dos vasos de agua. Aumentar la presencia de fibra en la dieta agrava la flatulencia y la sensación de hinchazón. En algunos casos, la flatulencia se reduce con el consumo de preparados de fibra sintética (como la metilcelulosa).

Fármacos o sustancias

Ciertos laxantes son razonablemente seguros y a menudo eficaces, para las personas con estreñimiento. Entre estos laxantes se incluyen los que contienen polietilenglicol y los laxantes estimulantes, como los que contienen bisacodilo o glicerina. La prescripción de los laxantes lubiprostona, linaclotida, plecanatida y tenapanor también puede aliviar el estreñimiento. Prucaloprida es otro medicamento que puede ser eficaz para las personas que sufren estreñimiento crónico.

Los anticolinérgicos, como la hiosciamina, a veces alivian el dolor abdominal al inhibir los espasmos de los músculos intestinales. Sin embargo, estos fármacos causan a menudo efectos secundarios anticolinérgicos ( ver Anticolinérgicos: ¿Qué son los efectos anticolinérgicos?), como sequedad de boca, visión borrosa o dificultad para orinar.

Los antidiarreicos, tales como el difenoxilato o la loperamida, ayudan a las personas con diarrea. Eluxadoline es otro medicamento que puede administrarse a algunas personas con diarrea grave provocada por el síndrome del intestino irritable.

El antibiótico rifaximina se puede recetar para aliviar los síntomas de diarrea, hinchazón y dolor abdominal.

El alosetrón se utiliza en ocasiones para la diarrea en mujeres mayores para quienes otros fármacos resultan ineficaces, si bien el alosetrón se ha asociado con el aumento del riesgo de colitis isquémica, por lo que su uso está restringido en Estados Unidos.

Algunos antidepresivos ayudan a aliviar los síntomas de dolor abdominal, así como la diarrea y la hinchazón en muchas personas. El uso prolongado de ciertos antidepresivos, como la nortriptilina o la desipramina suele ser útil. Los antidepresivos no solo alivian el dolor y otros síntomas, sino que también contribuyen a aliviar los problemas de sueño, depresión o ansiedad.

Pueden administrarse probióticos, que son bacterias que ya se encuentran de forma natural en el organismo y que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas.

A algunas personas les resultan eficaces los aceites aromáticos, como el aceite de menta, para aliviar el dolor causado por los cólicos.

Otros tratamientos

Las técnicas de modificación de la conducta (como la terapia cognitivo-conductual), la psicoterapia y la hipnoterapia (hipnosis) son en muchos casos eficaces para gestionar los síntomas del síndrome del intestino irritable.

Más información

Los siguientes son algunos recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de estos recursos.

  1. International Foundation for Functional Gastrointestinal Disorders (IFFGD): (Fundación internacional para los trastornos gastrointestinales funcionales, IFFGD por sus siglas en inglés): formación, asistencia y apoyo para personas afectadas por trastornos gastrointestinales (GI)

  2. National Institutes of Health (NIH): (Institutos nacionales de la salud, NIH por sus siglas en inglés): alimentación, dieta (incluida la dieta FODMAP) e información nutricional para el síndrome del intestino irritable

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