Los mayores de 65 años tienen más probabilidad de sufrir una lesión en los ligamentos musculares y los tendones, en parte porque son más propensos a las caídas. Son más propensos a caer por las razones siguientes:
En las personas mayores, la recuperación suele ser más complicada y más lenta que en los jóvenes porque
Incluso las fracturas de menor importancia pueden deteriorar significativamente la capacidad de los adultos para llevar a cabo las actividades diarias normales, como comer, vestirse, bañarse e incluso caminar, sobre todo si utilizaban un andador antes de la lesión. Inmobilización: la inmobilización es una preocupación que afecta particularmente a las personas de edad avanzada. En personas mayores, la inmovilización aumenta la probabilidad de que ocurra lo siguiente:
Se desarrollan úlceras de decúbito cuando se interrumpe o se reduce el flujo de sangre a una zona. En los ancianos el flujo sanguíneo a una extremidad ya puede estar reducido. Cuando la extremidad lesionada se apoya sobre un yeso, el propio peso de la extremidad puede reducir aún más el flujo sanguíneo y se pueden formar úlceras de decúbito (o por presión). Si se requiere reposo en cama, se pueden formar úlceras por presión en las zonas de la piel que quedan apoyadas sobre la cama. Estas áreas deben ser inspeccionadas de forma minuciosa para detectar cualquier signo que indique que la piel se está lesionando. Debido a que la inmovilización es más probable que cause problemas en las personas de edad avanzada, el tratamiento de las lesiones musculoesqueléticas se centra en ayudar a que los ancianos retomen sus actividades cotidianas tan pronto como sea posible. |