¿Qué es el pericardio?
El pericardio es el saco que rodea su corazón. El pericardio contribuye a:
Mantener el corazón en su sitio
Evitar que el corazón se llene en exceso de sangre
Proteger al corazón de daños producidos por infecciones torácicas
Aunque el pericardio es útil, usted no lo necesita para vivir. Si le extirpan el pericardio, su corazón sigue funcionando.
El pericardio está constituido por 2 capas delgadas. El espacio entre las 2 capas contiene un poco de líquido que ayuda a las capas a deslizarse fácilmente una sobre la otra.
¿Qué trastornos afectan el pericardio?
De forma excepcional, puede que el recién nacido nazca sin pericardio o que presente defectos tales como zonas débiles u orificios. Estos defectos son peligrosos porque el corazón o un vaso sanguíneo principal pueden llegar a salir (herniarse) por un orificio y quedar atrapados. Los médicos intervienen quirúrgicamente para reparar el orificio o extirpar el pericardio.
Las infecciones, las lesiones y la diseminación del cáncer pueden desencadenar trastornos que afectan el pericardio.
El trastorno más común es la
Pericarditis, que es la inflamación del pericardio
La pericarditis puede ser:
Aguda: la inflamación comienza poco después de la enfermedad desencadenante
Subaguda: inflamación que comienza entre unas cuantas semanas y unos cuantos meses después de la enfermedad desencadenante
Crónica: inflamación que se prolonga durante más de 6 meses
Otros trastornos del pericardio incluyen
Derrame pericárdico: queda demasiado líquido en el espacio pericárdico, lo que puede impedir que el corazón se llene adecuadamente de sangre
Pericarditis constrictiva: el líquido del pericardio se vuelve espeso y fibroso y hace que las capas del pericardio se peguen entre sí
Fibrosis del pericardio: el pericardio se engrosa y cicatriza
Hemopericardio: la sangre penetra en el espacio pericárdico y puede causar pericarditis o cicatrices