El trastorno por ideas delirantes se distingue de la esquizofrenia por la presencia de ideas delirantes sin algún otro síntoma de psicosis (p. ej., alucinaciones, habla o conducta desorganizada, síntomas negativos). Los delirios pueden ser
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Extravagantes: incluye situaciones que podrían ocurrir, como por ejemplo cuando se es perseguido, envenenado, infectado, amado a distancia o engañado por su pareja o su amante.
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Bizarro: incluye situaciones poco probables como creer que a alguien le extrajeron sus órganos internos sin dejar una cicatriz.
Al contrario de lo que sucede con la esquizofrenia, el trastorno por ideas delirantes es relativamente infrecuente. El comienzo suele ser involutivo y ocurre en la edad adulta mediana o avanzada. La funcionalidad psicosocial no suele estar tan deteriorada como en la esquizofrenia y los problemas surgen directamente de la creencia delirante.
Cuando el trastorno por ideas delirantes aparece en pacientes ancianos, a veces se conoce como parafrenia. Puede coexistir con una demencia leve. El médico debe ser cuidadoso a la hora de distinguir entre las ideas delirantes y el abuso de adultos mayores que describe una persona mayor con demencia leve.
(Véase también Introducción a la esquizofrenia y trastornos relacionados.)
Signos y síntomas
El trastorno por ideas delirantes puede surgir sobre un trastorno de personalidad paranoide previo. En estas personas, la desconfianza permanente y la sospecha hacia los demás y sus motivos comienzan en la edad adulta temprana y se prolongan durante toda la vida.
Los primeros síntomas pueden ser sentimientos de sentirse explotado, preocupación por la lealtad o la fiabilidad de los amigos, una tendencia a leer significados amenazantes en comentarios o hechos benignos, rencores persistentes y cierta predisposición a responder rápidamente a los desaires percibidos.
Se reconocen varios subtipos de trastornos por ideas delirantes:
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Erotomaníaco: los pacientes creen que hay otra persona que los ama. Es frecuente que hagan esfuerzos por contactar con el objeto de su idea delirante mediante llamadas telefónicas, cartas, vigilancia o acecho. Las personas que tienen este subtipo pueden tener conflictos con la ley relacionados con su comportamiento.
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Grandioso: los pacientes creen que tienen un gran talento o que han hecho un descubrimiento importante.
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Celoso: los pacientes creen que su cónyuge o su amante son infieles. Esta creencia se basa en deducciones incorrectas apoyadas por evidencias dudosas. Pueden recurrir a la agresión física.
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Persecutorio: los pacientes creen que están siendo vigilados, espiados, calumniados u hostigados. Pueden intentar en repetidas ocasiones obtener justicia apelando a los tribunales y a otros organismos gubernamentales y recurren a la violencia como represalia por esa persecución imaginaria.
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Somático: la idea delirante se relaciona con una función corporal; p. ej., el paciente cree que tiene una deformidad física, un olor o un parásito.
El comportamiento de los pacientes no es obviamente extraño o raro, y aparte de las posibles consecuencias de sus ideas delirantes (p. ej., aislamiento social o estigmatización, dificultades matrimoniales o laborales), el funcionamiento del paciente no se ve notablemente afectado.
Diagnóstico
El diagnóstico depende principalmente de la evaluación clínica y la anamnesis detallada, además de descartar otras afecciones específicas asociadas con ideas delirantes (p. ej., abuso de sustancias, enfermedad de Alzheimer, epilepsia, trastorno obsesivo-compulsivo, delirio, otros trastornos del espectro esquizofrénico).
La evaluación de la peligrosidad, en especial en el grado en el que el paciente está deseando actuar sobre su idea delirante, es muy importante.
Pronóstico
Tratamiento
El tratamiento intenta establecer una relación eficaz médico-paciente y tratar las complicaciones. La falta de conciencia sustancial es un desafío para el tratamiento.
Si el paciente es considerado peligroso, puede ser necesaria la internación.
No existen datos suficientes que apoyen la utilización de ningún fármaco, aunque los antipsicóticos a veces suprimen los síntomas.
Uno de los objetivos del tratamiento a largo plazo consiste en cambiar el tema principal de preocupación del paciente y alejarlo del foco de su idea delirante hacia un área más constructiva y gratificante, objetivo difícil pero razonable.