A cualquier edad puede observarse incumplimiento de las recomendaciones de fármacos (Ver también Cumplimiento de la pauta de administración) debido a
Pero muchos factores singulares contribuyen al incumplimiento en los niños.
Los niños < 6 años pueden tener dificultad para tragar píldoras y resistirse a tomar fármacos de sabor desagradable.
A menudo, los niños mayores se muestran renuentes a tomar fármacos o cumplir con los esquemas (p. ej., insulina, inhaladores de dosis medida) que exigen que dejen sus clases o actividades o que los hacen parecer diferentes de sus compañeros.
Los adolescentes pueden expresar rebelión y afirmar su independencia de los padres no tomando su medicación. También pueden omitir una dosis del medicamento sin ver efectos adversos inmediatos y luego inferir erróneamente que no necesitan el medicamento recetado, por lo que se vuelven cada vez menos cumplidores.
Los padres o los cuidadores pueden recordar o comprender sólo parcialmente el fundamento y las instrucciones para tomar un fármaco, y sus horarios laborales a veces impiden que puedan administrar a sus hijos las dosis programadas. Algunos padres primero prueban remedios caseros o naturales. Algunos cuidadores tienen ingresos limitados y se ven forzados a gastar el dinero en otras prioridades, por ejemplo alimentos; otros tienen ideas y actitudes que los llevan a no administrar fármacos a sus hijos.
Para ayudar a minimizar el incumplimiento, el responsable de la prescripción puede adoptar las siguientes medidas:
-
Corroborar si el paciente o el cuidador están de acuerdo con el diagnóstico, perciben su gravedad y consideran que el tratamiento será útil.
-
Corregir conceptos erróneos y orientar al paciente o al cuidador a fuentes de información confiables.
-
Entregar instrucciones escritas además de verbales en un lenguaje que el paciente o el cuidador puedan repasar y comprender.
-
Realizar llamadas telefónicas de seguimiento tempranas para responder posibles dudas.
-
Evaluar el progreso y recordar al paciente o al cuidador las visitas de seguimiento.
-
Revisar los frascos de fármacos en las visitas de seguimiento para contar los comprimidos.
-
Educar al paciente o al cuidador acerca de cómo llevar una lista de síntomas diarios o fármacos.
Los adolescentes tienen una necesidad particular de sentir que controlan su enfermedad y el tratamiento, y deben ser alentados a comunicarse libremente y a hacerse responsables, en la mayor medida posible, de su propio tratamiento. Deben simplificarse los esquemas (p. ej., sincronizar múltiples fármacos y minimizar la cantidad de las dosis diarias siempre que se mantenga la eficacia) y adecuarlos a los horarios del paciente y los cuidadores. Deben destacarse los aspectos cruciales del tratamiento (p. ej., completar el curso de un antibiótico). Si también se requieren modificaciones del estilo de vida (p. ej., dieta o ejercicio), éstas deben introducirse de manera progresiva en varias visitas, y es preciso establecer objetivos realistas para no abrumar al paciente o al cuidador. Debe reforzarse el éxito en alcanzar un objetivo con comentarios elogiosos, y sólo entonces debe agregarse el siguiente objetivo.
Para pacientes que requieren esquemas costosos a largo plazo, se dispone de una lista de programas farmacéuticos de asistencia a pacientes en NeedyMeds.