Si no se logra reinstaurar la respiración espontánea luego de la apertura de las vías aéreas y no se dispone de dispositivos respiratorios, debe comenzarse con una respiración de rescate (boca a mascarilla o boca a dispositivo de barrera); raras veces se recomienda la ventilación boca a boca. El aire exhalado contiene un 16 a 18% de oxígeno y 4 a 5% de dióxido de carbono, que es adecuado para mantener los valores sanguíneos de oxígeno y dióxido de carbono cercanos a lo normal. Un volumen de aire mayor que lo necesario puede causar una distensión gástrica con riesgo de aspiración.
(Véase también Generalidades sobre el paro respiratorio, Establecimiento y control de las vías aéreas e Intubación traqueal).
Dispositivos de máscara ambú
Los dispositivos de máscara ambú están formados por una bolsa que se infla (bolsa de resucitación) con un mecanismo de válvula sin recirculación y una mascarilla blanda que se adapta a los tejidos de la cara; al conectarse a una fuente de oxígeno, envían de un 60 a un 100% de oxígeno inspirado (véase también Cómo hacer ventilación con bolsa-válvula-máscara). En manos expertas, el dispositivo de máscara ambú brinda una ventilación temporaria adecuada en muchas situaciones y da tiempo para lograr un control definitivo de la vía aérea. Sin embargo, si se uitiliza la ventilación con máscara ambú durante > 5 min, se introduce aire en el estómago, y debe colocarse una sonda nasogástrica para evacuar el aire acumulado.
Los dispositivos de máscara ambú no sirve para mantener permeables las vías aéreas, por lo que los pacientes con una relajación importante de los tejidos blandos requieren una cuidadosa colocación en posición, maniobras manuales (véase figuras Posición de la cabeza y el cuello para abrir la vía aérea y Elevación de la mandíbula), y dispositivos adicionales para mantener abiertas las vías aéreas.
Posición de la cabeza y el cuello para abrir la vía aérea
Durante la ventilación con máscara ambú, se utiliza una vía bucofaríngea o una vía aérea faríngea para evitar que los tejidos blandos de la bucofaringe bloqueen las vías aéreas. Estos dispositivos producen arcadas y pueden ocasionar vómitos y aspiración en pacientes conscientes, por lo que deben usarse con precaución.
Se usan varios métodos para seleccionar el tamaño adecuado de la vía aérea bucofaríngea y el más común es que debe tener una longitud similar a la existente entre el ángulo de la boca del paciente y el ángulo de la mandíbula.
Las bolsas del reanimador se utilizan también con vías aéreas artificiales, incluidos tubos endotraqueales y vías aéreas supraglóticas y faríngeas. Las bolsas pediátricas tienen una válvula de presión que limita la presión pico en la vía aérea (por lo general, a 35-45 cm de agua); el reanimador debe controlar la válvula para evitar una hipoventilación accidental. La válvula de alivio puede cerrarse si es necesario para proporcionar suficiente presión.
Máscara laríngea
La máscara laríngea u otras vías aéreas supraglóticas pueden colocarse dentro de la bucofaringe inferior para evitar la obstrucción de las vías aéreas por las partes blandas y crear un canal efectivo para la ventilación (véase figura Máscara laríngea). Una variedad de máscaras laríngeas permite el paso de un tubo endotraqueal o un tubo de descompresión gástrica. Como su nombre lo indica, estos dispositivos sellan la entrada a la laringe (y no la interfase rostro-mascarilla) y así evitan la dificultad de mantener un sello rostro-mascarilla adecuado y el riesgo de desplazamiento de la mandíbula y la lengua. Las máscaras laríngeas son la técnica de ventilación de rescate de rutina en situaciones en las que no puede realizarse una intubación endotraqueal y en ciertos casos de anestesia electiva y emergencias. Las complicaciones incluyen vómitos y aspiración en pacientes con reflejo de arcadas intacto o que reciben ventilación excesiva.
Existen varias técnicas para la introducción de las máscaras laríngeas (véase
Si bien una máscara laríngea no aísla las vías aéreas del esófago tan bien como lo hace el tubo endotraqueal, tiene algunas ventajas sobre la ventilación con máscara ambú:
Las nuevas versiones tienen una abertura a través de la cual puede introducirse un pequeño tubo para descomprimir el estómago.
La eficacia del sello de las vías aéreas con la máscara laríngea, a diferencia de los tubos endotraqueales, no se correlaciona directamente con la presión de insuflación de la máscara. En los tubos endotraqueales, una mayor presión en el tubo permite un sello más estrecho; en la máscara laríngea, la sobreinsuflación vuelve la máscasa más rígida y menos adaptable a la anatomía del paciente. Si el sello es inadecuado, hay que reducir la presión de la mascarilla; si de esta forma no se logra ajustar el sello, debe utilizarse una máscara de mayor tamaño.
En una emergencia, la máscara laríngea debe considerarse una medida temporaria. Una colocación por tiempo prolongado o la sobreinsuflación de la máscara pueden comprimir la lengua y producir edema. Si se administran relajantes musculares a un paciente no comatoso antes de la introducción de la máscara laríngea (p. ej., para laringoscopia), puede tener náuseas y aspirarse una vez pasado el efecto de dichos fármacos. El dispositivo debe retirarse (si la ventilación y los reflejos nauseosos son adecuados) o administrar fármacos para eliminar la respuesta nauseosa y dar tiempo a realizar una técnica de intubación alternativa.
Vía aérea de máscara laríngea
Tubos Endotraqueales
El tubo endotraqueal se introduce directamente en la tráquea a través de la boca o, con menor frecuencia, de la nariz. Los tubos endotraqueales tienen un manguito balón de alto volumen y baja presión para evitar la filtración de aire y minimizar el riesgo de aspiración. Los tubos con manguito se utilizaron tradicionalmente en adultos y en niños > 8 años; sin embargo, en la actualidad también se usan en lactantes y niños pequeños para limitar la pérdida o la aspiración de aire (en particular durante el transporte). A veces, los manguitos no se inflan o solo se inflan en la medida necesaria para evitar fugas obvias.
El tubo endotraqueal es el método definitivo para asegurar una vía aérea comprometida, limitar la aspiración e iniciar una ventilación mecánica en pacientes comatosos, en aquellos que no pueden proteger sus vía aéreas y en los pacientes que necesitan ventilación mecánica prolongada. Un tubo endotraqueal permite también la aspiración del tracto respiratorio inferior. Si bien es posible administrar fármacos a través del tubo endotraqueal durante un paro cardíaco, esta práctica no se recomienda.
La colocación requiere una laringoscopia en manos experimentadas, aunque existen nuevos dispositivos de introducción que permiten otras opciones (véase Intubación endotraqueal).
Otros Dispositivos
Otras clases de dispositivos de ventilación de rescate son el tubo laríngeo y las vías de doble luz (p. ej., Combitube®, King LT®). Estos dispositivos utilizan 2 balones para ocluir por encima y por debajo de la laringe y tienen puertos de ventilación sobre la entrada a la laringe (que se ubica entre los balones). Al igual que la máscara laríngea, la colocación durante un tiempo prolongado y la sobreinsuflación del balón pueden producir edema de lengua (véase