Trasplante de intestino delgado

PorMartin Hertl, MD, PhD, Rush University Medical Center
Revisado/Modificado ago. 2022 | Modificado sep. 2022
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El trasplante de intestino delgado consiste en la extracción del intestino delgado de una persona recientemente fallecida y su posterior transferencia, a veces junto con otros órganos, a una persona que no puede obtener suficientes nutrientes debido a un trastorno de su intestino delgado.

(Véase también Introducción al trasplante.)

El trasplante de intestino delgado está indicado en personas que no obtienen nutrientes suficientes, porque

  • Padecen un trastorno grave que impide que el intestino absorba los nutrientes.

  • El intestino tuvo que ser extraído a causa de un trastorno o de una lesión.

  • Tienen múltiples tumores, abscesos crónicos u otro problema que provoca una obstrucción intestinal.

  • Deben alimentarse por vía intravenosa (nutrición parenteral total), pero la presencia de trastornos, como la insuficiencia hepática o infecciones recurrentes, lo hace imposible.

En la actualidad, los trasplantes de intestino delgado se llevan a cabo con menor frecuencia, porque existen tratamientos y técnicas que hacen que el trasplante sea menos necesario.

Después de 3 años, más del 50% de los trasplantes de intestino delgado aún funcionan, y alrededor del 65% de los receptores de este tipo de trasplantes siguen vivos.

Tanto el donante como el receptor se someten a un cribado previo al trasplante. Esta prueba de cribado se realiza para asegurarse de que el órgano está lo suficientemente sano para el trasplante y que el receptor no sufre ninguna afección médica que lo prohíba.

Procedimiento

El intestino delgado puede ser trasplantado de forma exclusiva o con otros órganos: hígado, estómago, y/o páncreas. Estos procedimientos pueden ser muy complejos.

Un cirujano extirpa la parte enferma del intestino delgado del receptor y la reemplaza con una parte sana del intestino delgado del donante. Se conectan los vasos sanguíneos del receptor y del injerto, y el intestino del donante se conecta al tubo digestivo del receptor.

Parte del intestino delgado trasplantado está conectado a la piel mediante una abertura a través de la pared abdominal, denominada ileostomía. Esta apertura permite a los médicos supervisar el funcionamiento del trasplante y detectar posibles problemas. Normalmente, la abertura se puede cerrar al cabo de cierto tiempo. Mientras la ileostomía sigue presente, los residuos corporales pasan a través de ella y se vacían en una bolsa.

Complicaciones

El trasplante puede causar diversas complicaciones. Los receptores de trasplantes intestinales son particularmente propensos a sufrir tanto infecciones como rechazo.

Rechazo

A diferencia de la sangre transfundida, los órganos trasplantados, incluso si son muy compatibles, suelen ser rechazados a menos que se tomen medidas para evitarlo. El rechazo es consecuencia del ataque al órgano trasplantado por parte del sistema inmunológico del receptor, que lo reconoce como material extraño. El rechazo puede ser leve y fácilmente controlable, o grave y causar la destrucción del órgano trasplantado.

El rechazo se produce como mínimo una vez en alrededor del 30 al 50% de las personas en un periodo de un año después del trasplante de intestino delgado. Los síntomas consisten en diarrea, fiebre y calambres abdominales.

Después del trasplante, el intestino se examina mediante un tubo de observación (endoscopio) para detectar posibles signos de rechazo. Esta prueba se realiza con frecuencia, a veces incluso hasta una vez por semana poco después del trasplante. Con el paso del tiempo, solo se realiza cada pocas semanas y, más adelante, cada pocos meses.

Enfermedad del injerto contra el huésped

Dado que el intestino delgado contiene una gran cantidad de tejido linfático, el tejido intestinal puede producir células que atacan las células del receptor, lo que provoca la enfermedad de injerto contra huésped.

Otras complicaciones

A veces, el nuevo tejido intestinal desarrolla problemas con los vasos sanguíneos y, por lo tanto, carece de suficiente suministro de sangre. El tejido necesita ser retirado quirúrgicamente. Con el tiempo, la persona afectada puede desarrollar un cáncer de la sangre llamado linfoma.

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