(Véase también Generalidades sobre las porfirias).
Las porfirias cutáneas incluyen
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Porfiria cutánea tardía (PCT)
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Porfiria eritropoyética congénita (PEC—véase tabla Algunas porfirias menos frecuentes)
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Protoporfiria ligada al cromosoma X (XLPP), a veces considerada como una variante clínica de PPE
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Porfiria hepatoeritropoyética (HEP—véase tabla Algunas porfirias menos frecuentes), a veces considerada como un tipo de porfiria cutánea tardía (extremadamente raro)
La porfiria aguda variegata (PV) y la coproporfiria hereditaria (CPH) también pueden producir manifestaciones cutáneas.
En todas las porfirias cutáneas, excepto en la protoporfiria eritropoyética y la protoporfiria ligada al cromosoma X, la fotosensibilidad cutánea se manifiesta con piel frágil y erupciones ampollares. En general, los cambios en la piel aparecen en áreas expuestas al sol (p. ej., cara, cuello, superficies dorsales de manos y antebrazos) o en la piel traumatizada. La reacción cutánea es insidiosa y a menudo los pacientes no relacionan la exposición al sol con su aparición. En cambio, en la protoporfiria eritropoyética y la protoporfiria ligada al cromosoma X, la fotosensibilidad se desarrolla entre varios minutos y varias horas después de la exposición al sol y se manifiesta con dolor urente que persiste durante varias horas, sin formación de ampollas y en general sin signos evidentes sobre la piel. Sin embargo, puede haber edema y eritema. Los trastornos crónicos del hígado son frecuentes en las porfirias cutáneas.
Las porfirias cutáneas están acompañadas de aumento de las porfirinas en plasma total y se diagnostican específicamente mediante la medición de porfirinas en los eritrocitos, plasma, orina y heces, así como por análisis genéticos o enzimáticos. El tratamiento consiste en evitar la luz solar, medidas para proteger la piel y, a veces otros tratamientos dirigidos de acuerdo con el diagnóstico específico.