Prostatitis

(Prostatodinia)

PorGerald L. Andriole, MD, Johns Hopkins Medicine
Revisado/Modificado sept 2022
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Datos clave

La prostatitis consiste en dolor, hinchazón e inflamación de la próstata, o en todos estos síntomas a la vez.

  • A veces la causa es una infección bacteriana.

  • Se siente dolor en la zona del escroto y el ano, o en la parte baja de la espalda, en el pene o en los testículos.

  • La necesidad de orinar es frecuente y urgente, y la micción, la erección, la eyaculación y la defecación a veces son dolorosas.

  • Se realizan cultivos de orina y, en algunos casos, de los líquidos producidos por la próstata.

  • La infección bacteriana se trata con antibióticos.

  • Los síntomas de la prostatitis, independientemente de su causa, pueden tratarse con baños de asiento tibios, técnicas de relajación y medicamentos.

La próstata es una glándula masculina que se encuentra justo debajo de la vejiga y rodea la uretra. La glándula, junto con las vesículas seminales cercanas, produce gran parte del líquido que constituye la eyaculación (semen) de un hombre. La próstata es del tamaño de una nuez en los hombres jóvenes, pero aumenta de tamaño con la edad.

Órganos reproductores masculinos

Por lo general, se desconocen las causas de la prostatitis. Puede ser el resultado de una infección bacteriana que se extiende a la próstata desde las vías urinarias o desde la sangre. Las infecciones bacterianas se producen lentamente y suelen reaparecer (prostatitis bacteriana crónica), o evolucionan rápidamente (prostatitis bacteriana aguda). Algunos hombres desarrollan prostatitis crónica en ausencia de infección bacteriana. Este tipo de trastorno puede ir acompañado o no de inflamación. En ocasiones, la prostatitis sin infección bacteriana causa inflamación, pero no presenta síntomas.

Síntomas de la prostatitis

En todos los tipos de prostatitis sintomática, la mayoría de los síntomas son causados por los espasmos musculares en la vejiga y la pelvis, especialmente en la zona que se encuentra entre el escroto y el ano (el perineo). El dolor se localiza en el perineo, la parte inferior de la espalda y, a menudo, en el pene y los testículos. También aparece a veces un aumento de la frecuencia y de la urgencia por orinar, y la micción puede provocar dolor o ardor. El dolor dificulta la erección o la eyaculación, o bien las acompaña. Puede aparecer estreñimiento, y la defecación resulta dolorosa.

En la prostatitis bacteriana aguda los síntomas tienden a ser más graves. Algunos síntomas, como fiebre y escalofríos, micción difícil y orina sanguinolenta, suelen ser más frecuentes. La prostatitis bacteriana puede evolucionar con acumulación de pus (absceso) en la próstata o epididimitis (inflamación del epidídimo).

Diagnóstico de la prostatitis

  • Exploración física

  • Análisis de orina y cultivo de orina

Por lo general, el diagnóstico de la prostatitis se basa en los síntomas, los hallazgos de la exploración física y los resultados del análisis y del cultivo de orina. En el tacto rectal de la próstata se percibe inflamación y respuesta dolorosa al tocarla, sobre todo en la prostatitis bacteriana aguda. A veces se toman muestras de orina y de líquidos expulsados por el pene tras masajear la próstata durante la exploración para su análisis y cultivo.

El análisis de orina puede detectar la presencia de glóbulos blancos (leucocitos), que indica inflamación, o de bacterias, que indica infección. Los cultivos de orina detectan infecciones bacterianas localizadas en cualquier parte del tracto urinario. En cambio, si la infección se detecta mediante cultivo del líquido prostático, se ve claramente que su causa es prostática. Cuando la prostatitis se presenta sin infección bacteriana, los cultivos de orina muestran la ausencia de infección.

Prueba analítica

Tratamiento de la prostatitis

  • En caso de infección bacteriana, antibióticos

  • En ausencia de infección, tratamientos para aliviar los síntomas, como masajes prostáticos, baños de asiento, biofeedback, fármacos y otros procedimientos

Ausencia de infección

Cuando los cultivos no revelan infección bacteriana alguna, la prostatitis suele ser difícil de curar. La mayoría de los tratamientos para este tipo de prostatitis mejoran los síntomas, pero es posible que no logren su curación. Los tratamientos para reducir los síntomas también pueden probarse en la prostatitis bacteriana crónica, pero no está claro cuán eficaces son.

Los tratamientos no farmacológicos incluyen el masaje periódico de la próstata (realizado por un profesional, introduciendo un dedo en el recto) y los baños de asiento tibios. También se usan técnicas de relajación (biorretroalimentación) para aliviar el espasmo y el dolor de los músculos pélvicos.

Entre los tratamientos farmacológicos se encuentran las sustancias ablandadoras de las heces para evitar la defecación dolorosa debida al estreñimiento. Los analgésicos y los antiinflamatorios controlan el dolor y la inflamación independientemente de su origen. Los inhibidores alfa-adrenérgicos (como la doxazosina, la terazosina, la tamsulosina, la alfuzosina y la silodosina) ayudan a aliviar los síntomas al relajar los músculos de la próstata. A veces, por causas que aún no se conocen, los antibióticos alivian los síntomas en la prostatitis no bacteriana.

Si los síntomas siguen siendo graves pese al tratamiento, la intervención quirúrgica de extirpación parcial de la próstata se considera como último recurso. Un tratamiento alternativo consiste en la destrucción de la próstata mediante microondas o láser.

Infección

Para tratar la prostatitis bacteriana aguda se administra, durante 30 días como mínimo, un antibiótico capaz de penetrar en el tejido prostático (como ciprofloxacino o trimetoprima/sulfametoxazol). La administración de antibióticos durante un tiempo inferior puede dar lugar a una infección crónica. La mayoría de los hombres pueden tratarse en casa y utilizar un antibiótico por vía oral, pero a veces se tiene que hospitalizar y administrar el antibiótico por vía intravenosa.

La prostatitis bacteriana crónica a veces es difícil de curar. Se trata durante un mínimo de 6 semanas con un antibiótico capaz de penetrar en el tejido prostático.

En caso de que aparezca un absceso prostático, suele ser necesario el drenaje quirúrgico.

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