Menopausia

PorJoAnn V. Pinkerton, MD, University of Virginia Health System
Revisado/Modificado jul. 2023
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Datos clave

La menopausia es el final permanente de los periodos menstruales, la ovulación y la fertilidad.

  • Desde varios años antes de la menopausia hasta justo después de esta, los niveles de estrógenos varían mucho, los periodos se vuelven irregulares y pueden aparecer ciertos síntomas (como sofocos).

  • La menopausia se diagnostica cuando una mujer ha carecido de período menstrual durante 1 año; los análisis de sangre no suelen ser necesarios para confirmarla.

  • Ciertas medidas, entre ellas la terapia hormonal y otros medicamentos, pueden disminuir los síntomas.

  • Después de la menopausia, la densidad ósea disminuye.

Durante los años reproductivos, los periodos menstruales suelen tener lugar siguiendo ciclos aproximadamente mensuales, con un óvulo liberado del ovario (ovulación) en la mitad del ciclo (aproximadamente 2 semanas después del primer día del período anterior). Para que este ciclo se produzca con regularidad, los ovarios deben producir suficiente cantidad de las hormonas estrógenos y progesterona.

La menopausia ocurre porque, a medida que se envejece, los ovarios dejan de producir estrógenos y progesterona. Durante los años anteriores a la menopausia, la producción de estrógenos y progesterona comienza a disminuir y los periodos menstruales y la ovulación se producen con menos frecuencia. Finalmente, los periodos menstruales y la ovulación cesan de forma permanente y el embarazo ya no es posible de forma natural. El último periodo solo puede identificarse posteriormente, después de no haber tenido la menstruación durante al menos 1 año (las mujeres que no desean quedarse embarazadas deben utilizar un método anticonceptivo hasta 1 año después de su último periodo menstrual).

El envejecimiento del sistema reproductor femenino antes y después de la menopausia se describe mediante etapas:

  • La etapa reproductiva comprende el tiempo transcurrido desde el primer período menstrual de la mujer hasta la menopausia.

  • La transición de la menopausia es la fase que conduce al periodo menstrual final. Se caracteriza por los cambios en el patrón de los períodos menstruales. La transición a la menopausia dura de 4 a 8 años. Dura más en mujeres que fuman y en mujeres que eran más jóvenes cuando comenzó. Los estudios muestran que, en promedio, las mujeres de ascendencia africana experimentan más años de transición menopáusica que las mujeres de ascendencia caucásica.

  • La perimenopausia forma parte de la transición menopáusica y se refiere a los años anteriores y al año siguiente al periodo menstrual final. El número de años durante los que se prolonga la perimenopausia antes del último periodo menstrual de la mujer es muy variable. Durante la perimenopausia, las concentraciones de estrógenos y de progesterona fluctúan ampliamente y con el tiempo disminuyen significativamente, pero en otras hormonas (tales como la testosterona) los cambios se producen de forma distinta. Se cree que estas fluctuaciones hormonales causan los síntomas menopáusicos experimentados por muchas a partir de los 40 años de edad.

  • La posmenopausia hace referencia al periodo de tiempo posterior al último periodo menstrual.

La edad media de la menopausia en Estados Unidos es de 51 años. No obstante, la menopausia puede ocurrir normalmente en mujeres desde 45 años (e incluso 40) hasta los 55 años de edad e incluso más. La menopausia puede comenzar a una edad más temprana en mujeres que

  • Fuman

  • Viven a gran altitud

  • Están desnutridas

  • Tiene una enfermedad autoinmunitaria

La menopausia se considera prematura cuando se produce antes de los 40 años de edad. La menopausia prematura también se llama fallo ovárico prematuro o insuficiencia ovárica primaria.

¿Sabías que...?

  • Los síntomas de la menopausia pueden comenzar años antes de desaparecer la menstruación.

  • La edad media de la menopausia es de unos 51 años, pero si se produce a cualquier edad entre los 40 y los 55+ se considera normal.

Síntomas de la menopausia

Síntomas de la perimenopausia

Durante la perimenopausia, los síntomas pueden ser leves, moderados o graves, o puede que no haya síntomas. Pueden durar desde 6 meses hasta unos 10 años y en ocasiones más.

A veces, los síntomas que se cree que son debidos a la menopausia pueden estar causados por otros problemas médicos. Si se presentan síntomas y el momento no se corresponde con la menopausia, o si los síntomas no mejoran con las medidas utilizadas para los síntomas de la menopausia, la mujer debe discutir otras posibles causas con un profesional de la salud.

Los periodos menstruales irregulares suelen ser el primer síntoma de la perimenopausia. Por lo general, los periodos son más frecuentes y luego aparecen con menos frecuencia, pero cualquier patrón es posible. Los periodos pueden ser más cortos o más largos, más leves o más abundantes. Pueden desaparecer durante meses y después hacerse de nuevo regulares. En algunos casos, los periodos menstruales son regulares hasta la menopausia.

Los sofocos afectan a entre el 75 y el 85% de las mujeres. Los sofocos suelen comenzar antes de que cesen los periodos menstruales. Duran un promedio de casi 7 1/2 años, pero pueden durar más de 10 años. Los estudios muestran que, en promedio, las mujeres de ascendencia africana experimentan sofocos con más frecuencia y durante un período de tiempo más largo que las mujeres de ascendencia asiática, hispana o caucásica. Por lo general, los sofocos se suavizan y se producen con menos frecuencia a medida que pasa el tiempo.

Se desconoce la causa de los sofocos. Sin embargo, puede implicar un reajuste del termostato del cerebro (hipotálamo), que controla la temperatura del cuerpo; como resultado, se nota mucho calor con cualquier pequeño aumento de la temperatura. Los sofocos pueden estar relacionados con las fluctuaciones en los niveles hormonales.

Durante un sofoco, los vasos sanguíneos cercanos a la superficie de la piel se ensanchan (dilatan) Como consecuencia aumenta el flujo sanguíneo, lo que hace que la piel, especialmente de la cabeza y del cuello, se note enrojecida y caliente (sofoco). Las mujeres sienten calor, y la sudoración puede ser profusa. Los sofocos reciben su nombre debido a que la cara se puede enrojecer.

Un sofoco dura de 30 segundos a 5 minutos y puede ir seguido de escalofríos. Los sofocos que se producen por la noche se denominan sudores nocturnos.

En el momento de la menopausia o de la perimenopausia pueden aparecer otros síntomas. Los cambios en las concentraciones de hormonas que tienen lugar en este momento pueden contribuir a lo siguiente:

  • Sensibilidad mamaria

  • Cambios de humor

  • Empeoramiento de las migrañas que ocurren justo antes, durante o justo después de los periodos menstruales (migrañas menstruales)

También se puede producir depresión, irritabilidad, ansiedad, nerviosismo, trastornos del sueño (como insomnio), pérdida de concentración, dolor de cabeza y fatiga. Muchas mujeres experimentan estos síntomas durante la perimenopausia. Aunque estos síntomas pueden estar relacionados con otros factores (como el propio envejecimiento o un trastorno), a menudo empeoran por las fluctuaciones hormonales y la disminución de los estrógenos durante la perimenopausia.

Los sudores nocturnos pueden dificultar el sueño, lo que contribuye a la fatiga, la irritabilidad, la pérdida de concentración y los cambios de humor. En tales casos, estos síntomas pueden relacionarse indirectamente (a través de los sudores nocturnos) con la menopausia. Sin embargo, durante la menopausia los trastornos del sueño son habituales incluso en las mujeres que no tienen sofocos. El estrés de la mediana edad (producido por la lucha con los adolescentes, la preocupación por la edad, el cuidado de los padres ancianos y los cambios en la relación de pareja) pueden contribuir a los trastornos del sueño. Por lo tanto, no queda clara la relación entre la fatiga, la irritabilidad, la pérdida de concentración y los cambios de humor con la menopausia.

Síntomas después de la menopausia

Muchos de los síntomas que aparecen durante la perimenopausia, aunque son molestos, se vuelven menos frecuentes y menos intensos después de la menopausia. Sin embargo, la disminución de los niveles de estrógenos provoca cambios que pueden seguir afectando negativamente a la salud (por ejemplo, aumentando el riesgo de osteoporosis). Estos cambios pueden empeorar, a menos que se tomen medidas para su prevención. Se pueden ver afectados los siguientes:

  • El aparato reproductor: el revestimiento de la vagina se vuelve más fino, más seco y menos elástico (una condición denominada atrofia vaginal). Estos cambios pueden hacer que las relaciones sexuales sean dolorosas. Otras partes de la anatomía femenina (los labios menores, el clítoris, el útero y los ovarios) disminuyen de tamaño. El deseo sexual (libido) también suele disminuir con la edad. La mayoría de las mujeres todavía pueden tener un orgasmo, pero algunas requieren más tiempo para alcanzar el orgasmo o sienten que su orgasmo es menos intenso.

  • El aparato urinario: el revestimiento de la uretra se adelgaza y la uretra se hace más corta. Debido a estos cambios, los microorganismos pueden entrar en el cuerpo más fácilmente, y algunas mujeres contraen infecciones del tracto urinario con mayor frecuencia. Una mujer con una infección del sistema urinario puede sentir sensación de ardor al orinar. Después de la menopausia, las mujeres a veces pueden experimentar episodios en los que tienen una necesidad repentina de orinar (lo que se denomina urgencia urinaria), dando lugar a veces a incontinencia urinaria de urgencia (una fuga de pequeñas o grandes cantidades de orina). La incontinencia urinaria se hace más frecuente e intensa con la edad. Sin embargo, no está claro cuánto contribuye la menopausia a la incontinencia. Muchos otros factores, como los efectos del parto, la obesidad y el uso de terapia hormonal, pueden contribuir a la incontinencia.

  • La piel: la disminución de los estrógenos, así como el propio envejecimiento, provocan un descenso en la cantidad de colágeno (una proteína que confiere resistencia a la piel) y de elastina (una proteína que hace que la piel sea elástica). Así, la piel puede volverse más delgada, más seca, menos elástica y más vulnerable a las lesiones.

  • El hueso: la disminución de los estrógenos a menudo provoca una disminución en la densidad ósea, y a veces osteoporosis, porque los estrógenos ayudan a mantener los huesos. Al tornarse los huesos menos densos y más débiles, aumenta la probabilidad de fracturas. Durante los primeros 5 años posteriores a la menopausia, la densidad ósea disminuye rápidamente. Tras este periodo, disminuye más o menos a la misma velocidad que en el caso de los hombres (alrededor de un 1 al 3% cada año).

  • Concentraciones de colesterol (lípidos): Después de la menopausia aumentan las concentraciones de lipoproteínas de baja densidad (LDL, el colesterol malo) y los de las lipoproteínas de alta densidad (HDL, el colesterol bueno) se mantienen aproximadamente iguales que antes de la menopausia. Estos cambios en los niveles de LDL pueden explicar en parte por qué la ateroesclerosis, y por lo tanto, las arteriopatías coronarias, son más frecuentes entre las mujeres después de la menopausia. Sin embargo, no está claro si estos cambios son resultado del envejecimiento o de la disminución de los niveles de estrógenos tras la menopausia. Hasta el momento de la menopausia, los niveles altos de estrógenos pueden proteger contra las arteriopatías coronarias.

Algunas mujeres posmenopáusicas experimentan síndrome de ardor en la boca.

El síndrome genitourinario de la menopausia es un término bastante nuevo, más preciso, utilizado para referirse a los síntomas que afectan a la vagina y a las vías urinarias y que tienen su origen en la menopausia. Estos síntomas consisten en sequedad vaginal, dolor durante las relaciones sexuales, urgencia urinaria e infecciones de las vías urinarias.

¿Sabías que...?

  • El término síndrome genitourinario de la menopausia es un término bastante nuevo utilizado para referirse a los síntomas de la menopausia que afectan la vagina, la vulva y las vías urinarias, como la sequedad vaginal, el dolor durante las relaciones sexuales, la urgencia urinaria y las infecciones de las vías urinarias.

Diagnóstico de la menopausia

  • Patrón reciente de periodos menstruales

  • Con muy poca frecuencia, análisis de sangre para determinar los niveles hormonales

En la mayoría de las mujeres, la menopausia se puede diagnosticar después de transcurrir 1 año completo sin periodos menstruales. Por lo tanto, no suele ser necesario realizar pruebas de laboratorio.

El momento del cese de la menopausia se describe en función de la edad, como sigue:

  • Menopausia prematura: 39 años o menos

  • Menopausia precoz: de 40 a 45 años de edad

  • Menopausia (rango de edad habitual): 46 años o más

Si la menopausia se produce antes de los 45 años de edad o si el patrón menstrual no está bien definido (por ejemplo, los periodos menstruales se interrumpen durante varios meses pero luego se produce sangrado), se pueden realizar pruebas para detectar trastornos que puedan interrumpir los periodos menstruales. Si se necesitan análisis de sangre para confirmar la menopausia, las pruebas miden las concentraciones de hormona foliculoestimulante (FSH), que estimula la producción de estrógeno y progesterona por parte de los ovarios.

A veces los médicos practican una exploración pélvica para detectar los cambios típicos en la vagina, que apoyan el diagnóstico de la menopausia, o como parte de la evaluación si una mujer presenta síntomas incómodos (como sequedad vaginal o dolor durante las relaciones sexuales).

Tratamiento de la menopausia

  • Terapia cognitivo-conductual

  • Hipnosis clínica

  • Medicamentos no hormonales

  • Terapia hormonal

Entender lo que ocurre durante la perimenopausia puede ayudar a hacer frente a los síntomas. Por eso conviene hablar con otras mujeres que hayan pasado por la menopausia, o con un profesional.

El tratamiento de la menopausia se centra en aliviar los síntomas, como los sofocos, los problemas del sueño, los cambios de humor y la sequedad vaginal.

Las medidas efectivas que no comportan el uso de hormonas son

  • La hipnosis practicada por un profesional de la salud para ayudar a aliviar los sofocos

  • Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual ha sido adaptada para su uso durante la transición a la menopausia y la postmenopausia. Puede ayudar a las mujeres a controlar los sofocos y los sudores nocturnos.

Si tales medidas no tienen éxito, la terapia hormonal (estrógenos, un progestágeno o ambos) puede ser beneficiosa. El término "progestágeno" se refiere a las formas sintéticas y naturales de la progesterona (una hormona femenina). Otro término, progestina, se refiere solo a formas sintéticas. También hay medicamentos no hormonales que pueden aliviar los síntomas, como dos tipos de antidepresivos (los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina), medicamentos más nuevos llamados antagonistas de los receptores de neuroquinina, el medicamento para la hiperactividad de la vejiga llamado oxibutinina o el medicamento anticonvulsivo gabapentina.

Además del tratamiento de los síntomas de la menopausia, las mujeres posmenopáusicas deben someterse al cribado para detectar osteoporosis si cumplen los criterios siguientes:

Medidas generales

Las medidas generales, como los métodos de enfriamiento (por ejemplo, el uso de ventiladores, el uso de ropa ligera), evitar los desencadenantes (como el alcohol o la comida picante) y los cambios en la dieta pueden ayudar a algunas mujeres. La conciencia plena, el ejercicio o el yoga pueden ayudar al sueño o a una sensación general de bienestar. Sin embargo, los estudios han arrojado resultados contradictorios sobre todas estas medidas generales y no se ha demostrado que sean eficaces, por lo que muchos expertos en menopausia no las recomiendan.

Para manejar los trastornos del sueño, la mujer puede seguir una rutina para calmarse antes de acostarse y cuando los sudores nocturnos la despiertan. Desarrollar buenos hábitos del sueño y practicar ejercicio también puede ayudar a mejorar el sueño.

El control de la vejiga puede mejorarse mediante los ejercicios de Kegel. Estos ejercicios consisten en contraer los músculos pélvicos como si se quisiera detener el flujo de orina. Las mujeres pueden aprender a utilizar la biorretroalimentación para controlar sus músculos pélvicos. La biorretroalimentación (bioautorregulación) es un método que consiste en someter a un control consciente procesos biológicos que transcurren habitualmente de manera inconsciente. Implica el uso de dispositivos electrónicos para medir la información sobre estos procesos y devolverla a la mente consciente. Otras medidas que pueden ayudar son

  • La ingesta de líquidos puede restringirse en determinados momentos, por ejemplo, antes de salir o de 3 a 4 horas antes de acostarse

  • Evitar los alimentos que irritan la vejiga (como los líquidos que contienen cafeína y los alimentos picantes o salados)

Si la sequedad vaginal resulta incómoda o hace que las relaciones sexuales sean dolorosas, puede ser beneficioso aplicar un lubricante vaginal de venta libre. Para algunas mujeres, la aplicación diaria de una crema hidratante vaginal o unas pocas veces a la semana es beneficiosa. Mantener una vida sexual activa o masturbarse también ayuda a estimular el flujo de sangre hacia la vagina y los tejidos circundantes y a mantenerlos elásticos.

Medicamentos no hormonales

Algunos de los síntomas asociados a la menopausia pueden aliviarse con varios tipos de fármacos.

La Agencia Federal para Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ha aprobado dos medicamentos para el tratamiento de los sofocos: la sal de paroxetina (un antidepresivo) y el fezolinetant (antagonista del receptor de neuroquinina). Otros antidepresivos (como desvenlafaxina, fluoxetina, sertralina o venlafaxina) y un medicamento utilizado para tratar la vejiga hiperactiva (oxibutinina) son eficaces de algún modo para aliviar los sofocos. Los antidepresivos también contribuyen a aliviar la depresión, la ansiedad y la irritabilidad. La gabapentina, un medicamento utilizado para tratar la epilepsia o el dolor crónico, también puede ser útil. Sin embargo, la terapia hormonal es más eficaz que todos estos medicamentos.

A veces se recomienda un somnífero para aliviar el insomnio.

Tabla

Complementos herbarios o dietéticos

Para tratar de aliviar los sofocos, la irritabilidad y los cambios de humor, algunas mujeres toman suplementos herbarios y dietéticos como productos de soja, equol metabolito de soja, cohosh negro y otras hierbas medicinales (como dong quai, onagra y ginseng) y cannabinoides. Sin embargo, los estudios han arrojado resultados contradictorios sobre todas estas medidas generales y no se ha demostrado su eficacia, por lo que muchos expertos en menopausia no las recomiendan. Además, dichos remedios no están regulados como sí lo están los medicamentos recetados, por lo que no hay requisitos para la presentación de información precisa y completa sobre inocuidad, eficacia e ingredientes (véase Introducción a los complementos dietéticos/Inocuidad y efectividad).

Algunos complementos (por ejemplo, la kava) pueden ser nocivos. Por otra parte, este tipo de suplementos puede interaccionar con otros fármacos y empeorar otras enfermedades.

Los problemas relacionados con el tratamiento hormonal convencional han llevado al interés por el uso de las hormonas derivadas de plantas como el ñame y la soja. Estas hormonas tienen prácticamente la misma estructura molecular que las que produce el organismo y, por lo tanto, se denominan hormonas bioidénticas. Muchas de las hormonas utilizadas en el tratamiento hormonal convencional también se denominan hormonas bioidénticas derivadas de las plantas. Los expertos en menopausia recomiendan el uso de las hormonas en la terapia hormonal convencional porque se han probado y se ha aprobado su uso, que además se controla estrechamente.

A veces algunos farmacéuticos preparan fórmulas magistrales con hormonas bioidénticas de manera personalizada según la prescripción de un profesional de la salud. Se conocen como hormonas bioidénticas compuestas. Su producción no está regulada y, por lo tanto, es posible encontrar muchas dosis, combinaciones y formas, y la pureza, la consistencia y la potencia de los productos varían. Las hormonas bioidénticas compuestas se comercializan a menudo como sustitutos de la terapia hormonal convencional, a veces junto con la afirmación de que son un tratamiento mejor y más seguro que la terapia hormonal convencional. Sin embargo, no hay pruebas de que los productos compuestos sean más seguros, más eficaces o incluso tan efectivos como el tratamiento hormonal estándar. A veces no se informa de que los productos de hormonas bioidénticas compuestas presentan los mismos riesgos que las hormonas convencionales.

Se aconseja a las mujeres que estén considerando someterse a dichas terapias hormonales con productos compuestos que consulten antes con su médico.

La terapia hormonal para la menopausia

La terapia hormonal puede aliviar los síntomas de la menopausia entre moderados e intensos, como los sofocos, los sudores nocturnos y la sequedad vaginal y, para algunas mujeres, puede prevenir o tratar la osteoporosis. Sin embargo, la terapia hormonal puede aumentar el riesgo de desarrollar ciertos trastornos graves.

La terapia hormonal para la menopausia mejora la calidad de vida de muchas mujeres al aliviar sus síntomas. Sin embargo, si una mujer no presenta síntomas de la menopausia, no se recomienda la terapia hormonal porque no mejora la calidad de vida en general. Seguir una terapia hormonal es una decisión que debe ser consensuada entre la mujer y el médico en función de la situación individual. Las mujeres deben preguntar a su médico acerca de los riesgos y beneficios de la terapia hormonal antes de comenzar a tomar los medicamentos.

En muchos casos, los riesgos son mayores que los beneficios potenciales, por lo que esta terapia no se recomienda. Sin embargo, en algunas mujeres, dependiendo de su estado de salud y sus factores de riesgo, los beneficios potenciales pueden superar a los riesgos.

En el caso de mujeres sanas con síntomas molestos de la menopausia que son menores de 60 años o que recibieron un diagnóstico de menopausia hace menos de 10 años, es probable que los beneficios potenciales de la terapia hormonal superen los daños potenciales.

Por regla general, los médicos no recomiendan que las mujeres comiencen una terapia hormonal si

  • Son mayores de 60 años.

  • La menopausia se diagnosticó hace más de 10 años y hasta hace un máximo de 20.

En estas mujeres, el riesgo de arteriopatía coronaria, accidente cerebrovascular, coágulos de sangre en las piernas, coágulos de sangre en los pulmones y demencia es más elevado.

Cuando se sigue una terapia hormonal, el médico prescribe la dosis más baja de hormonas que controle los síntomas y durante el menor tiempo necesario posible.

La terapia hormonal puede incluir

  • Estrógenos

  • Un progestágeno (como la progesterona o el acetato de medroxiprogesterona)

  • Ambas

Los progestágenos se asemejan a la progesterona, que es una hormona femenina producida por el organismo.

A las mujeres con síntomas menopáusicos generales, como sofocos, cambios de humor o problemas de sueño, se les administra una dosis completa de estrógenos y progestágenos, que trata la totalidad del cuerpo. Si los síntomas solo afectan la vagina o las vías urinarias, se suelen administrar medicamentos vaginales que tratan los síntomas solo en esa zona del cuerpo.

La mayoría de las mujeres reciben una combinación de estrógenos y progestágenos (terapia hormonal combinada). El estrógeno solo se administra únicamente a las mujeres que se han sometido a una histerectomía (extirpación quirúrgica del útero), porque la toma de estrógeno sin un progestágeno aumenta el riesgo de cáncer del revestimiento uterino (cáncer de endometrio). El progestágeno contribuye a proteger contra este cáncer. La excepción a esto es una terapia vaginal de estrógenos a dosis muy baja (utilizada para el síndrome genitourinario de la menopausia), que puede administrarse sin un progestágeno. Otra opción para las mujeres con útero es la combinación de estrógenos conjugados con bazedoxifeno.

La terapia hormonal se puede recomendar para las mujeres con riesgo de pérdida ósea o fractura si

  • Son menores de 60 años.

  • La menopausia se diagnosticó hace menos de 10 años.

  • No pueden tomar otros fármacos (como los bisfosfonatos) para prevenir la pérdida ósea y las fracturas.

La terapia hormonal reduce la pérdida ósea y el riesgo de fractura en estos casos.

Estrógenos con o sin progestágenos: riesgos y beneficios potenciales

Los estrógenos son útiles para aliviar varios tipos de síntomas:

  • Sofocos: los estrógenos son el tratamiento más eficaz para los sofocos.

  • Sequedad y adelgazamiento de los tejidos vaginales: el estrógeno puede prevenir o tratar la sequedad vaginal, y esto puede ser muy útil si una mujer presenta dolor durante las relaciones sexuales. Si el único problema es la sequedad y el adelgazamiento de estos tejidos, se recomienda una presentación de estrógeno que se introduce en la vagina. Estas presentaciones incluyen comprimidos de estrógeno a dosis bajas, anillos de estrógeno a dosis bajas, crema de estrógeno a dosis baja y supositorios de DHEA (dehidroepiandrosterona). Cuando se emplea una dosis baja de estrógeno, las mujeres que conservan el útero no tienen que tomar un progestágeno. Cuando se emplean dosis elevadas de estrógeno, las mujeres que conservan el útero necesitan tomar un progestágeno.

  • Infecciones urinarias frecuentes o una necesidad urgente de orinar: las presentaciones de estrógeno que se introducen en la vagina (cremas, comprimidos o anillos) ayudan a aliviar estos problemas.

  • Osteoporosis: los estrógenos, con o sin un progestágeno, contribuyen a prevenir o retrasar el avance de la osteoporosis. Sin embargo, para la mayoría de las mujeres ya no se recomienda tomar terapia hormonal con el único fin de prevenir la osteoporosis. La mayoría de las mujeres pueden tomar en su lugar un bisfosfonato u otro fármaco para ayudar a prevenir la osteoporosis (si bien estos fármacos comportan sus propios riesgos). Los bisfosfonatos aumentan la masa ósea reduciendo la cantidad de hueso que se destruye en la remodelación ósea. El organismo descompone y remodela los huesos continuamente para ayudarlos a adaptarse a las cambiantes demandas puestas en ellos. A medida que la persona envejece se descompone más hueso del que se remodela.

Los estrógenos se suelen tomar junto con un progestágeno. El estrógeno tomado sin un progestágeno aumenta el riesgo de cáncer de endometrio en las mujeres que conservan el útero (no se ha sometido a una histerectomía). El riesgo aumenta con las dosis altas de estrógenos y con el uso prolongado. Tomar un progestágeno junto con los estrógenos elimina casi por completo el riesgo de cáncer de endometrio y reduce el riesgo por debajo del que tienen las mujeres que no toman terapia hormonal. No obstante, los médicos evalúan cualquier sangrado vaginal en mujeres que siguen cualquier tipo de terapia hormonal para descartar un cáncer de endometrio.

Los estrógenos aumentan el riesgo de lo siguiente:

  • Cáncer de mama: el riesgo de cáncer de mama comienza a aumentar en una cantidad muy pequeña tras tomar estrógenos junto con un progestágeno durante un periodo de unos 3 a 5 años. Pero si se toman estrógenos solos al inicio de la menopausia, el riesgo puede no aumentar hasta pasados 10 años o incluso 15.

  • Accidente cerebrovascular (ictus)

  • Coágulos de sangre en las piernas (trombosis venosa profunda) y coágulos de sangre en los pulmones (embolia pulmonar)

  • Trastornos de la vesícula biliar (tales como cálculos biliares)

  • Incontinencia urinaria: la administración de una dosis completa de estrógenos aumenta el riesgo de aparición de incontinencia y empeora la ya existente. Sin embargo, el tratamiento vaginal con dosis bajas de estrógenos mejora la incontinencia urinaria.

Aunque la terapia hormonal aumenta el riesgo de los trastornos anteriores, el riesgo se mantiene bajo en las mujeres sanas que siguen una terapia hormonal durante un corto periodo de tiempo durante o poco después de la perimenopausia. El riesgo de la mayoría de estos trastornos aumenta con la edad, en especial a los 10 años o más de la menopausia, con independencia de si se ha recibido terapia hormonal o no. En mujeres que comienzan la terapia hormonal después de los 65 años, la toma de estrógeno además de un progestágeno también aumenta el riesgo de arteriopatía coronaria.

Se cree que la mayoría de los riesgos de la terapia hormonal son menores si se utilizan dosis bajas de estrógenos. La mayoría de las formas de estrógeno que se introducen en la vagina (como las cremas de estrógeno o los comprimidos o los anillos que contienen estrógeno) contienen dosis mucho más bajas que las dosis sistémicas (para todo el cuerpo) contenidas en pastillas o parches cutáneos. Una excepción es un anillo vaginal que contiene una dosis corporal completa y que se utiliza para tratar los síntomas menopáusicos generales.

El estrógeno administrado a través de un parche cutáneo (forma transdérmica) o un anillo vaginal parece comportar un menor riesgo de coágulos de sangre, accidente cerebrovascular y trastornos de la vesícula biliar (como cálculos biliares) que el estrógeno administrado a través de formas tomadas por vía oral.

En general, las mujeres con cáncer de mama, arteriopatía coronaria o trombosis en las piernas, que han tenido un accidente cerebrovascular o presentan factores de riesgo para estos trastornos, no deben seguir una terapia con estrógenos.

La terapia hormonal combinada reduce el riesgo de:

  • Osteoporosis

  • Cáncer colorrectal

Progestágenos: beneficios y riesgos

Los progestágenos tienen algunos beneficios:

  • Cáncer de endometrio: los progestágenos previenen el cáncer de endometrio en mujeres que tienen útero y están tomando estrógenos.

  • Sofocos: los progestágenos a dosis altas alivian los sofocos. Pero no son tan efectivos como el estrógeno.

  • Menor riesgo de coágulos de sangre que con el estrógeno: los progestágenos son una opción para algunas mujeres con alto riesgo de formación de coágulos de sangre que no pueden recibir terapia con estrógeno.

Los progestágenos pueden aumentar el riesgo de:

  • Aumento de las concentraciones de colesterol LDL (colesterol malo): los progestágenos pueden tener este efecto. Sin embargo, la progesterona micronizada (una progesterona natural en lugar de sintética) parece tener un efecto menos negativo sobre los niveles de HDL que progestágenos sintéticos.

  • Trombosis en las piernas y en los pulmones.

No está claro el efecto de los progestágenos solos sobre otros trastornos.

Efectos secundarios

Los efectos secundarios de los estrógenos y los progestágenos, especialmente en dosis altas, pueden consistir en náuseas, mamas sensibles al tacto, cefalea, retención de líquidos y cambios de humor.

Presentaciones de la terapia hormonal

Los estrógenos y/o los progestágenos pueden administrarse de varias maneras:

  • Estrógeno, progestágeno o comprimidos combinados tomados por boca (forma oral)

  • Lociones, aerosoles o geles de estrógenos aplicados externamente en la piel (presentación tópica)

  • Parches cutáneos de estrógenos o combinaciones de estrógenos-progestágenos (forma transdérmica)

  • Dispositivo intrauterino liberador de progestágeno

  • Cremas, comprimidos, anillos o supositorios de estrógeno introducidos en la vagina (presentación vaginal)

En comprimidos por vía oral existen presentaciones de dos comprimidos o de uno solo que combina estrógenos y un progestágeno. Generalmente, los estrógenos y el progestágeno se toman diariamente. Esta pauta de administración puede causar un sangrado vaginal irregular durante el primer año o más de tratamiento. (Sin embargo, si el sangrado comienza o continúa, la mujer debe ponerse en contacto con su médico para valorar si se necesita una evaluación adicional). Alternativamente, los estrógenos pueden tomarse a diario y administrar un progestágeno entre 12 y 14 días cada mes. Con esta pauta, la mayoría de las mujeres tienen un sangrado vaginal mensual los días posteriores a haber tomado el progestágeno.

Los estrógenos en presentaciones para vía vaginal se introducen en la vagina. Estas presentaciones son

  • Una crema que se introduce con un aplicador de plástico

  • Un comprimido que se introduce con o sin un aplicador de plástico

  • Un anillo que contiene estrógeno

Existen muchos productos diferentes, con diversas dosis y que contienen distintos tipos de estrógenos. Las cremas y los anillos pueden contener una dosis alta o baja de estrógenos. Si se administra una dosis alta de estrógenos en presentaciones vaginales, también se administra un progestágeno para reducir el riesgo de cáncer de endometrio. Por lo general, una dosis baja es suficiente para los síntomas vaginales.

La administración de estrógenos por vía vaginal puede ser más efectiva que la administración de estrógenos por vía oral para los síntomas que afectan a la vagina (como sequedad o adelgazamiento de los tejidos). Este tratamiento contribuye a evitar que el coito sea doloroso, disminuye la urgencia urinaria y reduce el riego de infecciones de vejiga.

El estrógeno se puede aplicar a la piel en forma de loción, aerosol o gel.

También se puede aplicar a la piel en forma de parche, de estrógeno o de estrógeno más un progestágeno.

Moduladores selectivos de los receptores de estrógenos (MSRE)

Los MSRE funcionan como los estrógenos en algunos aspectos, pero invierten los efectos de los estrógenos en otros aspectos. El raloxifeno se usa para tratar la osteoporosis y prevenir el cáncer de mama. El ospemifeno se puede utilizar para aliviar la sequedad vaginal.

Cuando una mujer toma MSRE, sus sofocos pueden empeorar de forma temporal.

El bazedoxifeno es un MSRE que se administra con estrógeno en un comprimido de combinación; con esta combinación de estrógeno y bazedoxifeno no se necesita progestágeno. El bazedoxifeno puede aliviar los sofocos y los síntomas de atrofia vaginal, reducir la sensibilidad mamaria, mejorar el sueño y prevenir la pérdida de hueso. Como el estrógeno, este medicamento aumenta el riesgo de trombosis en las piernas y en los pulmones, pero puede reducir el riesgo de cáncer de endometrio y afectar menos a las mamas.

Deshidroepiandrosterona (DHEA)

La deshidroepiandrosterona (DHEA) es una hormona esteroidea que se produce en las glándulas suprarrenales y que se convierte en hormonas sexuales (estrógenos y andrógenos). Se comercializa en forma de supositorio para introducir en la vagina. La DHEA parece aliviar la sequedad vaginal y otros síntomas de la atrofia vaginal. También se usa para reducir el dolor durante las relaciones sexuales debido a la atrofia vaginal.

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