Enfermedades del hígado y la vesícula biliar durante el embarazo

PorLara A. Friel, MD, PhD, University of Texas Health Medical School at Houston, McGovern Medical School
Revisado/Modificado nov. 2023
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    Algunos trastornos del hígado se producen solo durante el embarazo. Otros (como cálculos biliares, cirrosis o hepatitis) pueden haber estado presentes antes del embarazo, o pueden coincidir con él.

    Los problemas del hígado o de la vesícula biliar suelen producirse como consecuencia de cambios hormonales durante el embarazo. Algunos de estos cambios solo causan síntomas menores y transitorios.

    Durante el embarazo, puede aparecer ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) como consecuencia de trastornos relacionados o no con el embarazo. Entre estos factores se incluyen los siguientes

    Colestasis del embarazo

    Los efectos hormonales normales del embarazo pueden enlentecer el movimiento de la bilis a través de las vías biliares. Este enlentecimiento se llama colestasis.

    La colestasis del embarazo puede aumentar el riesgo de lo siguiente:

    • Nacimiento prematuro

    • Feto muerto

    • Paso de heces (meconio) por el feto antes del nacimiento, lo que puede conducir a problemas respiratorios en el feto (llamado síndrome de aspiración de meconio)

    El síntoma más evidente de colestasia durante el embarazo es el intenso prurito en todo el cuerpo (generalmente en el segundo y el tercer trimestre). No aparece sarpullido. La orina puede ser oscura y aparecer ictericia.

    Si el prurito es intenso, puede prescribirse un medicamento llamado ácido ursodesoxicólico, que se toma por vía oral.

    La colestasis del embarazo suele desaparecer después del parto y repetirse en embarazos posteriores o con el uso de contraceptivos orales.

    Cirrosis

    La cirrosis (cicatrización del hígado) aumenta el riesgo de aborto espontáneo o parto prematuro.

    La cirrosis puede causar la aparición de venas varicosas (venas ensanchadas y contorneadas) alrededor del esófago (varices esofágicas). El embarazo aumenta ligeramente el riesgo de hemorragia copiosa de estas venas, sobre todo durante los últimos 3 meses de embarazo.

    Hígado graso del embarazo

    Esta enfermedad infrecuente puede producirse hacia el final del embarazo. Se desconoce su causa.

    Los síntomas del hígado graso durante el embarazo consisten en náuseas, vómitos, molestias abdominales e ictericia. El trastorno puede empeorar rápidamente, y puede desarrollarse insuficiencia hepática. A veces puede dar lugar a preeclampsia (un tipo de hipertensión arterial que se desarrolla durante el embarazo).

    El diagnóstico de hígado graso durante el embarazo se basa en la valoración médica, los resultados de las pruebas de funcionalidad hepática y en otros análisis de sangre, y puede confirmarse mediante una biopsia del hígado. El médico puede recomendar la interrupción inmediata del embarazo.

    El riesgo de muerte para la mujer embarazada y para el feto es elevado en los casos graves. En consecuencia, en tales casos, los médicos pueden recomendar que el bebé nazca de inmediato o que se interrumpa el embarazo. Las mujeres que sobreviven se recuperan por completo. Por lo general, el hígado graso durante el embarazo no reaparece en los embarazos siguientes.

    Cálculos biliares

    Los cálculos biliares parecen ser más frecuentes durante el embarazo. Las mujeres embarazadas que desarrollan cálculos biliares son controladas estrechamente.

    Si un cálculo biliar bloquea la vesícula biliar o causa una infección, puede ser necesaria la cirugía, que suele ser segura para la mujer embarazada y para el feto.

    Hepatitis

    La hepatitis vírica aguda puede aumentar el riesgo de parto prematuro, y también es la causa más común de ictericia durante el embarazo. El embarazo no empeora la mayoría de los tipos de hepatitis (hepatitis A, B, C y D), pero la hepatitis E puede agravarse durante el embarazo.

    La hepatitis B puede ser transmitida al bebé inmediatamente después del parto o, menos a menudo, durante el embarazo. La mayoría de los bebés infectados no presentan síntomas, y tienen solo una disfunción hepática leve. Pero pueden convertirse en portadores de la infección y transmitirla a otras personas. Se realizan pruebas para detectar la hepatitis a todas las mujeres embarazadas, y si están infectadas se toman medidas para evitar que el bebé se infecte.

    Las mujeres con hepatitis crónica, especialmente si tienen también cirrosis, pueden tener dificultades para quedarse embarazadas. Si lo logran, tienen más probabilidades de abortar o dar a luz de forma prematura. Si estas mujeres estaban tomando corticoesteroides antes del embarazo, pueden continuar tomando estos fármacos durante el mismo. A veces, cuando la infección es grave, las mujeres con hepatitis crónica reciben medicamentos antivíricos durante el 3er trimestre. Estos medicamentos pueden reducir el riesgo de transmitir el virus de la hepatitis al feto.

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