Las personas mayores son más propensas a desarrollar una carencia de vitamina D por varias razones:
Su organismo requiere una mayor cantidad que en las personas más jóvenes.
Tienden a pasar menos tiempo al aire libre y, por lo tanto, no están expuestas a la luz solar durante el tiempo suficiente.
Quizás no puedan exponerse a una cantidad suficiente de luz solar porque están confinados en casa, viven en centros de larga estancia o deben permanecer en el hospital durante mucho tiempo.
Aun si se exponen a la luz solar, la piel no forma la cantidad de vitamina D necesaria.
Puede que consuman tan pocos alimentos con vitamina D que la carencia no se supla ni con la ingestión de suplementos de vitamina D en dosis bajas (como 400 unidades por día).
Quizás padezcan trastornos o tomen medicamentos que interfieren en la asimilación de la vitamina D.
Las personas de edad avanzada deben tomar 800 unidades de vitamina D cada día para mantener sus huesos sanos.
No se ha demostrado que la vitamina D prevenga el cáncer u otros trastornos o que prevenga las caídas en personas de edad avanzada. Se están llevando a cabo más investigaciones para buscar otros beneficios de la vitamina D.
Las personas de edad avanzada que toman dosis elevadas de suplementos de vitamina D deben realizarse análisis de sangre periódicos para comprobar sus concentraciones de calcio, de vitamina D y de hormona paratiroidea.