La rinitis alérgica, las infecciones agudas y crónicas y la fibrosis quística predisponen a la formación de pólipos nasales. Pólipos sangrantes aparecen en la rinosporidiosis. En ocasiones aparecen pólipos unilaterales asociados con tumores benignos o malignos de la nariz o de los senos paranasales o pueden representar por sí estos tipos de tumores. También pueden aparecer en respuesta a un cuerpo extraño. Los pólipos nasales están fuertemente asociados con
Los síntomas consisten en obstrucción y secreción posnasal, congestión, estornudos, rinorrea, anosmia, hiposmia, dolor facial y prurito ocular.
El diagnóstico suele basarse en la exploración física. Un pólipo en fase de desarrollo adopta la forma de lágrima; cuando está maduro, se asemeja a una uva pelada sin semillas.
Tratamiento
Los corticoides en aerosol (p. ej., mometasona [30 mcg/pulverización], beclometasona [42 mcg/pulverización], flunisolida [25 mcg/pulverización]), administrados como 1 o 2 pulverizaciones 2 veces al día en cada cavidad nasal, pueden reducir o eliminar los pólipos, al igual que un ciclo oral de corticoides de 1 semana, con disminución gradual de la dosis.
En muchos casos es necesaria la extirpación quirúrgica. Se realiza la extirpación de los pólipos que obstruyen la vía aérea o favorecen la sinusitis, así como de los pólipos unilaterales que pueden ocultar tumores benignos o malignos.
Los pólipos tienden a recidivar a menos que se controle la alergia o la infección de base. Después de la eliminación de los pólipos nasales, el tratamiento tópico con beclometasona o flunisolida tiende a retrasar la recidiva. En casos recidivantes graves, puede estar indicada la sinustomía maxilar o la etmoidectomía. Estos procedimientos suelen hacerse por vía endoscópica.