(Véase también Generalidades sobre trastornos esofágicos y de la deglución).
Las alteraciones de la motilidad esofágica muestran escasa correlación con los síntomas del paciente, alteraciones similares pueden causar síntomas diferentes o ser asintomáticas en distintas personas. Además, ni los síntomas ni las contracciones anormales se asocian definitivamente con anormalidades histopatológicas del esófago.
Signos y síntomas
Por lo general, el espasmo esofágico difuso causa dolor retroesternal con disfagia para líquidos y sólidos. El dolor puede despertar al paciente. Los líquidos muy calientes o muy fríos pueden exacerbar el dolor. Luego de varios años, este trastorno puede evolucionar a acalasia (con alteración del peristaltismo esofágico y ausencia de relajación del esfínter esofágico interior durante la deglución).
Los espasmos esofágicos pueden causar dolor intenso sin disfagia. A menudo, este dolor se describe como una sensación opresiva retroesternal y puede aparecer en asociación con ejercicio. Puede ser indistinguible de la angina de pecho.
Diagnóstico
Los diagnósticos alternativos son isquemia coronaria, que quizá deba ser descartada mediante estudios adecuados (p. ej., ECG, marcadores cardíacos, ergometría–véase Diagnóstico de los síndromes coronarios agudos). Es difícil confirmar de manera definitiva el origen esofágico de los síntomas.
El estudio de deglución con bario puede mostrar escasa progresión de un bolo y contracciones simultáneas y desordenadas, o contracciones terciarias. Los espasmos intensos pueden simular el aspecto radiográfico de divertículos, pero pueden variar de tamaño y posición.
La manometría esofágica aporta la descripción más específica de los espasmos. Al menos el 20% de las pruebas de trago de bario debe tener una latencia distal corta (< 4,5 segundos) para cumplir con los criterios manométricos para el espasmo esofágico difuso. Sin embargo, puede no haber espasmos durante las pruebas.
La gammagrafía esofágica y las pruebas de provocación con fármacos (p. ej., cloruro de edrofonio, 10 mg IV) no probaron ser útiles.
Tratamiento
Los espasmos esofágicos suelen ser difíciles de tratar, y no hay estudios controlados de los métodos de tratamiento. Los anticolinérgicos, los antidepresivos tricíclicos, la nitroglicerina y los nitratos de acción prolongada han tenido éxito limitado. Los bloqueantes de los canales de calcio administrados por vía oral (p. ej., verapamilo, 80 mg 3 veces al día; nifedipina, 10 mg 3 veces al día) pueden resultar de utilidad, así como la inyección de toxina botulínica tipo A en el esfínter esofágico inferior.
Por lo general, el tratamiento médico es suficiente, pero se ha intentado la miotomía quirúrgica o endoscópica transoral a lo largo de todo el esófago en los casos que no responden.