Una infección del espacio submandibular es una infección bacteriana del suelo de la boca.
Las bacterias pueden propagarse de un diente inferior infectado al tejido situado debajo y alrededor de la lengua. Las personas con mala higiene dental, las que se hayan sometido a una extracción dental o las que hayan sufrido una fractura de la mandíbula presentan un riesgo más alto. La infección causa una inflamación que puede bloquear las vías respiratorias, lo que provoca dificultad para respirar y en ocasiones la muerte.
Imagen proporcionada por Clarence T. Sasaki, MD.
Síntomas de la infección del espacio submandibular
Las personas que sufren una infección del espacio submandibular tienen dolor y sensibilidad a la palpación debajo de la lengua o de la mandíbula o en ambos lugares. El dolor es peor al abrir la boca y al tragar.
Suelen aparecer fiebre y escalofríos.
Más tarde la hinchazón empeora, lo que puede causar babeo y respiración ruidosa. Una vez que se produce la inflamación, la obstrucción de las vías respiratorias y la muerte pueden ocurrir en cuestión de horas.
Diagnóstico de infección del espacio submandibular
Evaluación médica
A veces una tomografía computarizada
Por lo general, los médicos pueden diagnosticar la infección del espacio submandibular mediante la exploración de la boca;
si esta no aporta resultados concluyentes, los médicos realizan una tomografía computarizada (TC). Sin embargo, si parece estarse desarrollando una obstrucción de la vía aérea, o puede desarrollarse una de forma inminente, se inicia el tratamiento con rapidez y se pospone la tomografía computarizada.
Tratamiento de la infección del espacio submandibular
Tubo de respiración seguido de cirugía para drenar el absceso
Antibióticos
El tratamiento de la infección del espacio submandibular debe administrarse rápidamente para prevenir la obstrucción de la vía aérea.
El afectado es trasladado al quirófano, donde se utiliza un endoscopio de fibra óptica para ayudar a guiar un tubo de respiración de plástico a través de la nariz hasta la tráquea y así mantener las vías respiratorias abiertas. Entonces se abre quirúrgicamente la zona infectada para drenar la infección.
Se administran antibióticos por vía intravenosa, como penicilina o clindamicina.
