Varios músculos que trabajan conjuntamente se encargan del movimiento del ojo, lo que permite mirar en diferentes direcciones sin mover la cabeza. Cada músculo del ojo es estimulado por un nervio craneal específico.
El nervio óptico (un nervio craneal), que transmite los impulsos desde la retina hasta el cerebro, así como otros nervios craneales, que transmiten impulsos a cada músculo del ojo, viajan a través de la órbita (la cavidad ósea que rodea al globo ocular).
La arteria oftálmica y la arteria central de la retina (una rama que proviene de la arteria oftálmica) suministran sangre a cada ojo.
De modo similar, las venas oftálmicas (venas del vórtice) y la vena central de la retina drenan la sangre del ojo. Estos vasos sanguíneos entran y salen por la parte posterior del ojo.