Se ha discutido mucho acerca de la interacción entre el cuerpo y la mente y su influencia sobre la salud de una persona. Aunque en el lenguaje cotidiano se habla de mente y cuerpo como si fueran dos cosas distintas, en realidad están tan interrelacionados que resulta difícil separar sus efectos, como en los casos siguientes:
El estrés psicológico y social pueden agravar muchos trastornos orgánicos, como la diabetes mellitus, las arteriopatías coronarias y el asma.
El estrés y otros estados mentales pueden empeorar o prolongar los síntomas físicos. Por ejemplo, las personas que están deprimidas o ansiosas pueden sufrir más si enferman o se lesionan que las personas que se encuentran en un mejor estado de ánimo.
En algunas ocasiones, el estrés puede producir síntomas físicos, incluso sin que exista un trastorno orgánico como tal. Por ejemplo, los niños pueden desarrollar dolor abdominal o náuseas porque el hecho de ir a la escuela les produce ansiedad, o los adultos pueden desarrollar un dolor de cabeza cuando están sometidos a estrés emocional.
Los pensamientos y las ideas pueden influir en el progreso de un trastorno. Por ejemplo, las personas que tienen hipertensión arterial pueden negar la existencia de este problema o su gravedad. La negación puede ayudarles a reducir la ansiedad, pero también puede dificultar su adherencia al plan de tratamiento. Por ejemplo, pueden rehusar tomar los fármacos prescritos, agravando así su trastorno.
Un trastorno orgánico general puede influir o conducir a un trastorno de salud mental. Por ejemplo, las personas con un trastorno orgánico crónico, recurrente o potencialmente mortal, pueden llegar a desarrollar una depresión. La depresión, a su vez, empeora los efectos del trastorno orgánico.
Un trastorno orgánico del cerebro, como la enfermedad de Alzheimer, puede afectar la personalidad y/o la capacidad de una persona para pensar con claridad.
Cuando los síntomas físicos son el resultado de estrés o factores mentales, los médicos pueden tener dificultades para identificar la causa. Para esclarecer la situación pueden ser necesarias varias pruebas diagnósticas.