Usar el cerebro para mover un músculo
Usar el cerebro para mover un músculo
Usar el cerebro para mover un músculo

Si los receptores sensoriales de la piel detectan dolor o un cambio de temperatura transmiten un impulso (señal) que llega al cerebro.

El impulso viaja a lo largo de un nervio sensorial hasta la médula espinal.

Cruza la sinapsis (unión entre dos células nerviosas) entre el nervio sensorial y una neurona de la médula espinal.

El impulso va desde la neurona de la médula espinal hasta el lado opuesto de la médula espinal.

El impulso asciende por la médula espinal y a través del tronco del encéfalo hasta el tálamo, que es un centro de procesamiento de la información sensorial ubicado en las profundidades del encéfalo.

El impulso cruza una sinapsis en el tálamo hacia las fibras nerviosas, que llevan el impulso de la corteza sensorial cerebral (el área que recibe e interpreta la información desde los receptores sensoriales).

La corteza sensorial percibe el impulso. Entonces se inicia el movimiento, lo que desencadena que la corteza motora (el área que planea, controla y ejecuta los movimientos voluntarios) genere un impulso.

El nervio que lleva el impulso cruza hasta el lado opuesto de la base del cerebro.

El impulso se envía a la médula espinal.

El impulso cruza la sinapsis entre las fibras nerviosas de la médula espinal y un nervio motor que se encuentra en la médula espinal.

El impulso se desplaza hacia el exterior de la médula espinal a lo largo del nervio motor.

En la unión neuromuscular (el lugar donde los nervios se conectan con los músculos), el impulso cruza desde el nervio motor hasta los receptores situados sobre la placa motora terminal del músculo, donde el impulso estimula al músculo para que se mueva.