Con frecuencia, la bronquitis aguda es un componente de una infección respiratoria de las vías aéreas superiores causada por rinovirus, parainfluenza, virus influenza A o B, virus sincitial respiratorio, coronavirus o metaneumovirus humano. Bacterias, como Mycoplasma pneumoniae, Bordetella pertussis y Chlamydia pneumoniae, causan menos del 5% de los casos; estos a veces ocurren en brotes.
La inflamación aguda del árbol traqueobronquial en pacientes con trastornos bronquiales crónicos subyacentes (p. ej., enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquiectasias, fibrosis quística) se considera una exacerbación aguda de ese trastorno en lugar de la bronquitis aguda. En estos pacientes, la etiología, el tratamiento y los resultados difieren de los de la bronquitis aguda.
Signos y síntomas
Los síntomas consisten en tos no productiva o levemente productiva acompañada o precedida por síntomas de infección respiratoria de las vías aéreas superiores, generalmente durante > 5 días. La disnea subjetiva aparece como consecuencia del dolor torácico u opresivo que sucede con la respiración, no de la hipoxia.
Los signos a menudo están ausentes, pero puede haber roncus dispersos y sibilancias. El esputo puede ser claro, purulento o, en ocasiones, contiene sangre. Las características del esputo no se corresponden con una etiología particular (es decir, viral o bacteriana). Puede haber fiebre, si bien la fiebre alta o prolongada es inusual y sugiere influenza o neumonía.
Cuando se resuelve, la tos es el último síntoma en desaparecer y a menudo tarda 2 a 3 semanas o incluso más tiempo.
Diagnóstico
El diagnóstico se basa en la presentación clínica. No suelen ser necesarios estudios complementarios. Sin embargo, a los pacientes que se quejan de disnea se les debe realizar oximetría de pulso para descartar hipoxemia. La radiografía de tórax se realiza si los hallazgos sugieren neumonía o enfermedad grave (p. ej., mal estado general, alteración del estado mental, fiebre alta, taquipnea, hipoxemia, crepitaciones, signos de consolidación o derrame pleural). Los pacientes ancianos son la excepción ocasional, ya que pueden tener neumonía sin fiebre ni hallazgos a la auscultación, presentando en cambio alteración del estado mental y taquipnea.
En general, la tinción de Gram del esputo y el cultivo no son de utilidad. A las muestras nasofaríngeas se les pueden hacer la prueba de la gripe y la tos ferina si estos trastornos se sospechan clínicamente (p. ej., tos ferina, tos persistente y paroxística después de 10 a 14 días de la enfermedad, sólo a veces con el silbido característico y/o arcadas, la exposición a un caso confirmado). La prueba del panel viral generalmente no se recomienda porque los resultados no afectan el tratamiento.
La tos se resuelve en el transcurso de 2 semanas en el 75% de los casos. A los pacientes con tos persistente, se les debe realizar una radiografía de tórax. La decisión de buscar causas no infecciosas, incluido el goteo posnasal y la enfermedad por reflujo gastroesofágico, por lo general se puede hacer sobre la base de la presentación clínica. La diferenciación del asma tusígeno puede requerir pruebas de la función pulmonar.
Tratamiento
La bronquitis aguda en pacientes sanos es una de las principales causas de uso excesivo de antibióticos. Casi todos los pacientes necesitan sólo tratamiento sintomático, como paracetamol e hidratación. La evidencia que apoya la eficacia del uso de rutina de otros tratamientos sintomáticos, como antitusivos, mucolíticos y broncodilatadores es débil. Los antitusivos deben considerarse sólo si la tos interfiere con el sueño. Los pacientes con sibilancias pueden beneficiarse con el uso de agonistas beta2 inhalados (p. ej., salbutamol) durante unos pocos días. No se recomienda un uso más amplio de beta 2-agonistas porque son comunes los efectos adversos como temblor y nerviosismo.
Si bien se producen beneficios sintomáticos modestos con el uso de antibióticos en la bronquitis aguda, la naturaleza autolimitada de la bronquitis aguda y el riesgo de efectos adversos y resistencia a los antibióticos se oponen al uso generalizado de antibióticos. De manera típica, no se emplean antibióticos orales, salvo en pacientes con tos ferina o durante brotes conocidos de infección bacteriana. Se administra un macrólido como azitromicina 500 mg por vía oral una vez, luego 250 mg por vía oral 1 vez al día durante 4 días o claritromicina 500 mg por vía oral 2 veces al día durante 7 días.
Conceptos clave
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La bronquitis aguda es viral en > 95% de los casos, a menudo parte de una infección de las vías aéreas superiores.
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Diagnosticar la bronquitis aguda principalmente por la evaluación clínica; hacer radiografía de tórax y/u otras pruebas sólo en los pacientes que tienen manifestaciones de una enfermedad más grave.
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Tratar la mayoría de los pacientes sólo para aliviar los síntomas.