El uso de solventes volátiles (p. ej., acetatos, alcohol, cloroformo, éter, hidrocarburos alifáticos y aromáticos, hidrocarburos clorados, cetonas) sigue siendo un problema endémico entre los adolescentes. Productos comerciales comunes (p. ej., pegamentos y adhesivos, pinturas, disolventes de pintura, líquidos de limpieza) contienen estas sustancias; así, los niños y los adolescentes pueden obtenerlos fácilmente. Según informes, alrededor del 10% de los adolescentes de los Estados Unidos han inhalado solventes volátiles. En forma típica se coloca un trozo de tela empapado en solvente en una bolsa o un recipiente y este se aplica en la boca y la nariz; a continuación, se inhalan los vapores volatilizados naturalmente (resoplando, oliendo).
Los solventes volátiles producen la estimulación transitoria del sistema nervioso central seguida de depresión. Con el uso frecuente, se observa tolerancia parcial y dependencia psíquica, pero no hay síndrome de abstinencia.
Signos y síntomas
Efectos agudos
Los síntomas agudos, de instauración precoz, consisten en vértigos, somnolencia, habla con arrastre de las palabras y marcha inestable. Puede haber impulsividad, excitación e irritabilidad. A medida que aumentan los efectos sobre el sistema nervioso central, aparecen ilusiones, alucinaciones y delirios. Los consumidores experimentan un “viaje” eufórico, soñador, que culmina en un corto período de sueño. También hay delirium con confusión, torpeza psicomotora, labilidad emocional y alteración del pensamiento. La intoxicación puede durar desde minutos a > 1 h.
La muerte súbita puede sobrevenir por el paro respiratorio o la oclusión de las vías aéreas debido a la depresión de sistema nervioso central o a las arritmias ("muerte súbita por aspiración", quizá por sensibilización miocárdica).
El cloruro de metileno (diclorometano) es metabolizado a monóxido de carbono y la inhalación de este producto puede causar la aparición de los síntomas tardíos de envenenamiento por monóxido de carbono; los síntomas pueden persistir durante un periodo prolongado.
La inhalación de metanol puede causar acidosis metabólica y la lesión de la retina.
Efectos crónicos
La inhalación crónica de hidrocarburos volátiles puede irritar la piel alrededor de la boca y la nariz (eccema de Huffer).
Las complicaciones del consumo crónico pueden provenir del efecto del solvente o de otros ingredientes tóxicos (p. ej., plomo en la gasolina). El tetracloruro de carbono puede provocar un síndrome de insuficiencia hepática y renal. El tolueno puede causar degeneración de la sustancia blanca del sistema nervioso central, acidosis tubular renal e hipopotasemia. La exposición intensa o la hipersensibilidad pueden causar lesiones en el encéfalo, los nervios periféricos, el hígado, los riñones y la médula ósea.
El abuso de inhalantes durante el embarazo puede causar nacimiento prematuro y síndrome de solvente fetal, que tiene características similares a las del síndrome alcohólico fetal.
Diagnóstico
Tratamiento
El tratamiento para la intoxicación aguda es sintomático. El uso de catecolaminas (p. ej., para la hipotensión) debe evitarse debido a una posible sensibilización del miocardio inducida por un solvente. El tratamiento de las arritmias es un reto y no existe una guía de tratamiento específica. Los betabloqueantes pueden tener algún beneficio.
Resulta difícil el tratamiento de adolescentes con dependencia a los solventes y son habituales las recaídas. Sin embargo, la mayoría de los consumidores detienen el uso de solventes al final de la adolescencia. Puede ser útil la intervención intensiva dirigida a mejorar la adaptación social y la relación familiar, escolar y societaria de los pacientes. Para los síntomas y el tratamiento de la intoxicación con solventes específicos, ver Síntomas y tratamiento de venenos específicos .