Incontinencia fecal en niños

(Encopresis)

PorMatthew D. Di Guglielmo, MD, PhD, Sidney Kimmel Medical College at Thomas Jefferson University
Revisado/Modificado ene. 2023
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La incontinencia fecal es la defecación inapropiada que no es causada por ninguna enfermedad o anomalía física.

La incontinencia fecal puede ser voluntaria o involuntaria. La incontinencia fecal (encopresis) ocurre en aproximadamente entre el 3 y el 4% de los niños de 4 años y es menos frecuente a medida que cumplen años. Ocurre más a menudo en coincidencia con el aprendizaje del control de esfínteres o el inicio de la escolarización.

Causas de la incontinencia fecal en niños

Las causas principales de incontinencia fecal son

  • Estreñimiento

  • De vez en cuando, causas físicas o enfermedades

  • Causas psicológicas

Aunque parezca una contradicción, la incontinencia fecal suele tener su origen en el estreñimiento. El estreñimiento es el retraso o la dificultad para defecar y puede tener muchas causas, en particular las de comportamiento (por ejemplo, el miedo a usar el inodoro o a defecar) y la dieta (por ejemplo, no comer suficiente fibra).

Pero cualquiera que sea la causa, si las heces se quedan en el intestino, se absorbe agua, lo que, a su vez, endurece las heces. Como el tránsito de heces duras y de gran tamaño puede ser doloroso, el niño tiende a bloquear el impulso de defecar aún más, dando lugar a un círculo vicioso de empeoramiento del estreñimiento. Es posible que el niño no pueda evacuar las heces endurecidas, que permanecen en el recto (heces retenidas). Las heces blandas y húmedas procedentes de la parte superior del intestino grueso, pueden fugarse alrededor del bulto endurecido de las heces, lo que deriva en incontinencia fecal.

Si el estreñimiento continúa, la pared del recto y el intestino grueso se dilata. Esta dilatación continua reduce la sensación en el niño de intestino lleno y perjudica el control muscular, aumentando aún más el riesgo de fugas de materia fecal.

En ciertas ocasiones, los médicos necesitan hacer pruebas a los niños para buscar una causa orgánica o una enfermedad.

Algunas veces, los factores psicológicos pueden causar incontinencia fecal.

¿Sabías que...?

  • El estreñimiento suele causar defecación accidental.

Diagnóstico de incontinencia fecal en niños

  • Evaluación médica

Los médicos establecen el diagnóstico de incontinencia fecal en función de los antecedentes médicos del niño y del resultado de la exploración clínica.

En niños cooperativos, los médicos pueden usar un dedo enguantado para examinar suavemente el recto (donde se almacenan las heces antes de que salgan del cuerpo a través del ano) a fin de medir la sensibilidad y determinar si hay heces impactadas.

A veces, especialmente cuando las medidas simples no logran aliviar el estreñimiento, los médicos solicitan otras pruebas, como radiografías abdominales, para descartar otras causas. En ocasiones, los médicos solicitan pruebas como la manometría para evaluar el funcionamiento de los músculos del tubo digestivo, en particular el ano y el recto. En raras ocasiones, se realiza una biopsia de la pared rectal, en la que se toma una muestra de tejido y se examina al microscopio. Si se encuentra una causa orgánica del estreñimiento, por lo general puede tratarse.

Tratamiento de la incontinencia fecal en niños

  • Para el estreñimiento, laxantes según lo prescrito por el médico

  • Plan de conducta

  • Mantenimiento

Si la causa es el estreñimiento, se prescribe un laxante u otro agente para limpiar completamente el intestino, lo que constituye un punto de partida necesario.

Una vez que el intestino está limpio (lo que algunas veces se confirma mediante radiografía abdominal), el niño comienza un programa regular con laxantes y un plan de comportamiento para garantizar evacuaciones intestinales regulares.

Después de que se consigue un movimiento intestinal regular, los niños comienzan una fase de mantenimiento.

Plan de conducta

El plan de comportamiento consiste habitualmente en sesiones programadas de defecación, en las que el niño se sienta en el inodoro durante 5 a 10 minutos después de cada comida tenga o no ganas de defecar. Si el niño tiene escapes a ciertas horas del día, también debe sentarse en el inodoro inmediatamente antes de estos momentos.

Darle al niño pequeñas recompensas suele ser eficaz. Por ejemplo, regalarle una pegatina para colocar en un calendario cada vez que se sienta en el inodoro (incluso si no hay defecación) puede aumentar su deseo de seguir el plan. A menudo, se utiliza un programa escalonado en el cual el niño recibe pequeñas recompensas (como pegatinas) por sentarse en el inodoro y recompensas más importantes por seguir el plan de forma continuada. Puede ser necesario cambiar las recompensas a lo largo del tiempo para mantener el interés del niño en el plan.

Si el plan de conducta iniciado por el cuidador no tiene éxito, se puede derivar al niño a un terapeuta conductual o a un psicólogo infantil con experiencia en el tratamiento de niños con incontinencia fecal. Estos especialistas recomiendan encarecidamente a los cuidadores que se sientan frustados por la incontinencia y los comportamientos que provocan suciedad a causa de las heces, que eviten castigar al niño o mostrar desilusión por la falta de progreso o por cualquier regresión a comportamientos antiguos después de que se haya logrado un progreso. A menudo, los terapeutas conductuales y los psicólogos infantiles también advierten a los cuidadores de no usar demasiados elogios positivos.

Mantenimiento

Una vez lograda la regularidad en las deposiciones, suele cesar la incontinencia. Puede ser necesario mantener las heces blandas durante varios meses hasta que la pared intestinal retorne a su tamaño normal y vuelva la sensación de llenado rectal. En la fase de mantenimiento aún se necesitan algunos laxantes y sentarse en el inodoro de forma programada para fomentar la defecación antes de que se sientan ganas de defecar.

Después de esta fase de mantenimiento, se disminuye lentamente la dosis de laxantes hasta su suspensión, a la vez que se reduce el número de sesiones de inodoro programadas. Este suele ser el momento en que se produce una recaída, por lo que los profesionales de la salud continúan supervisando al niño. El entrenamiento intestinal puede ser un proceso largo que puede llevar meses o años.

En los casos más graves, es necesario contar con asesoramiento psicológico para aquellos niños cuya incontinencia fecal (encopresis) es resultado de problemas emocionales o de comportamiento.

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