Introducción a los tumores malignos del aparato reproductor femenino

PorPedro T. Ramirez, MD, Houston Methodist Hospital;
Gloria Salvo, MD, MD Anderson Cancer Center
Revisado/Modificado oct. 2023
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El cáncer puede aparecer en cualquier zona del aparato reproductor femenino: vulva, vagina, cuello uterino, útero, trompas de Falopio u ovarios. A estas formas de cáncer se las denomina cánceres ginecológicos.

Localización de los órganos reproductores femeninos internos

El cáncer ginecológico más frecuente en Estados Unidos es el cáncer de útero (cáncer de endometrio), seguido del cáncer de ovarios y del cáncer de cuello uterino. El cérvix es la parte inferior del útero, pero el cáncer de cérvix generalmente se denomina cáncer de cuello uterino y el cáncer del cuerpo del útero se denomina cáncer de útero (o cáncer de endometrio). La mayoría de los cánceres de cuello uterino están causados por la infección por el virus del papiloma humano (VPH). El cáncer de cuello uterino es menos frecuente en los países con recursos elevados que en los de recursos medios o bajos porque, en los países con recursos elevados, el cribado del cáncer de cuello uterino, las pruebas de detección del VPH y la vacuna contra el VPH están ampliamente disponibles, lo que a menudo permite el tratamiento de las células anormales antes de que se desarrolle el cáncer.

Los cánceres ginecológicos se pueden diseminar de las maneras siguientes:

  • Invadiendo directamente los tejidos y órganos cercanos

  • Diseminándose (haciendo metástasis) a través de los vasos y ganglios linfáticos (sistema linfático) o por el torrente sanguíneo hacia partes alejadas del cuerpo.

Diagnóstico de los cánceres del sistema reproductor femenino

  • Exámenes pélvicos regulares

  • Biopsia

Las exploraciones pélvicas sistemáticas y el cribado de ciertos cánceres ginecológicos, especialmente el cáncer de cuello uterino, puede conducir a su detección precoz. El cribado del cáncer de cuello uterino incluye la prueba de Papanicolaou (Pap) y la prueba del virus del papiloma humano (VPH). Dichos exámenes pueden llegar a evitar el cáncer mediante la detección de alteraciones precancerosas (displasia) antes de que se conviertan en cáncer. Las exploraciones ginecológicas regulares también pueden detectar el cáncer de vagina y de vulva en etapas. Sin embargo, los tumores malignos de ovario, útero y trompa de Falopio no son fáciles de detectar durante una exploración ginecológica.

Si se sospecha la existencia de un tumor maligno, una biopsia puede confirmar o descartar el diagnóstico. Se extrae una muestra de tejido del órgano afectado, se examina al microscopio y se analiza. En algunos tipos de cáncer, como el cáncer de ovario, por lo general se debe realizar una intervención quirúrgica para establecer el diagnóstico.

Estadificación

Si se diagnostica el cáncer, pueden realizarse uno o más procedimientos para determinar el estadio en que se encuentra. El estadio está en relación con el tamaño del tumor y el alcance de su diseminación. Algunos procedimientos habitualmente utilizados incluyen ecografía, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética nuclear (RMN), radiografías de tórax y tomografía por emisión de positrones (PET). El médico a menudo determina el estadio del tumor después de extirparlo y biopsiar los tejidos circundantes, incluidos los ganglios linfáticos.

La estadificación del cáncer ayuda a escoger el mejor tratamiento.

En todos los cánceres ginecológicos los estadios van de I (precoz) a IV (avanzado). Para la mayoría de los cánceres, los estadios se subdividen aún más, designándose con las letras del alfabeto.

Tabla

Tratamiento de los tumores malignos del aparato reproductor femenino

  • Por lo general, extirpación quirúrgica

  • En ocasiones, radioterapia y/o quimioterapia

El tratamiento del cáncer puede incluir extirpación quirúrgica, radioterapia y quimioterapia, según el tipo de cáncer y su estadio. Cuando se diagnostica por primera vez el cáncer, el objetivo principal del tratamiento consiste en eliminarlo o en detener su crecimiento en lo posible.

La quimioterapia suele ser la forma más eficaz de tratar cualquier tipo de células cancerosas que se hayan diseminado más allá de la localización original. La quimioterapia puede administrarse mediante inyección, por vía oral o a través de un catéter introducido en el abdomen (intraperitoneal).

Por lo general, se administra radioterapia si un tumor se ha diseminado a los tejidos circundantes que están cerca del tumor original, como la diseminación de un tumor del útero a la vejiga.

En algunos cánceres ginecológicos, se administra terapia hormonal o bloqueantes hormonales como tratamiento adicional, por lo general después de haber completado la cirugía, la quimioterapia y/o la radioterapia. La terapia hormonal actúa estimulando o bloqueando los receptores hormonales para detener el crecimiento de las células tumorales que se han diseminado desde el lugar original.

Cuando un cáncer ginecológico está muy avanzado y no puede curarse, puede recomendarse la radioterapia o la quimioterapia para reducir el tamaño del tumor o de sus metástasis y para aliviar el dolor y los demás síntomas. La mujer con un cáncer incurable debe especificar sus voluntades anticipadas (testamento vital). Debido al considerable avance en el cuidado de los pacientes terminales con cáncer, cada vez más mujeres con un cáncer incurable pueden pasar los últimos días de vida cómodamente en su domicilio. Se pueden utilizar fármacos apropiados para aliviar la ansiedad y el dolor que con frecuencia sufren las mujeres con cáncer terminal.

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