Endocarditis infecciosa

PorGuy P. Armstrong, MD, Waitemata District Health Board and Waitemata Cardiology, Auckland
Revisado/Modificado jul. 2022 | Modificado ene. 2023
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Datos clave

La endocarditis infecciosa es una infección del revestimiento interno del corazón (endocardio), que también suele afectar a las válvulas cardíacas.

  • La endocarditis infecciosa se produce cuando las bacterias acceden al torrente sanguíneo, llegan a las válvulas cardíacas previamente lesionadas y se adhieren a ellas.

  • La endocarditis bacteriana aguda comienza súbitamente con fiebre alta, taquicardia, disnea y daño extenso y rápido de la válvula cardíaca.

  • La endocarditis bacteriana subaguda produce, gradualmente, síntomas como fatiga, fiebre leve, taquicardia moderada, pérdida de peso, sudoración y un número bajo de glóbulos rojos.

  • La ecocardiografía se utiliza para detectar la lesión de las válvulas cardíacas, y los hemocultivos se emplean para identificar el microorganismo que causa la endocarditis infecciosa.

  • Las personas portadoras de válvulas cardíacas artificiales o con ciertos problemas cardíacos congénitos necesitan tomar antibióticos para prevenir la endocarditis antes de someterse a determinadas intervenciones odontológicas o quirúrgicas.

  • Se administran dosis altas de antibióticos por vía intravenosa, pero a veces es necesaria una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar las válvulas cardíacas dañadas.

La endocarditis infecciosa se presenta, en todas las edades, con una frecuencia dos veces mayor en los hombres que en las mujeres. Es más frecuente en las personas mayores. Las personas que usan drogas intravenosas ilícitas, las que tienen un sistema inmunológico debilitado, una válvula cardíaca protésica o un dispositivo que se coloca dentro del corazón (como un marcapasos o un desfibrilador cardioversor implantable) presentan un mayor riesgo.

La endocarditis infecciosa se refiere específicamente a una infección en el revestimiento interno del corazón, pero generalmente también afecta a las válvulas cardíacas y a cualquier otra zona con conexiones anómalas entre las cavidades cardíacas o sus vasos sanguíneos (defectos cardíacos congénitos). Existen dos formas de endocarditis infecciosa:

  • La endocarditis infecciosa aguda aparece repentinamente y puede llegar a ser mortal en pocos días.

  • La endocarditis infecciosa subaguda (también llamada endocarditis bacteriana subaguda) se desarrolla de manera gradual y sutil durante un periodo que va desde algunas semanas hasta varios meses, pero también puede ser potencialmente letal.

La endocarditis valvular protésica es la endocarditis infecciosa aguda en una válvula cardíaca que ha sido sustituida (válvula protésica).

La endocarditis también puede ser no infecciosa. En la endocarditis no infecciosa, se forman, en las válvulas del corazón y en el endocardio adyacente, coágulos de sangre que no contienen microorganismos. La endocarditis no infecciosa a veces da lugar a endocarditis infecciosa debido a que los microorganismos pueden adherirse a los coágulos de sangre fibrosos y crecer en su interior.

Tanto en la endocarditis infecciosa como en la no infecciosa, la acumulación de coágulos de sangre (y de bacterias en la endocarditis infecciosa) puede desprenderse de la pared del corazón (formando émbolos), viajar a través del torrente sanguíneo y bloquear una arteria. Este bloqueo puede causar un accidente cerebrovascular o una lesión en el bazo, los riñones u otros órganos.

Causas de las endocarditis infecciosas

Las bacterias (o con menor frecuencia los hongos) que entran en el torrente sanguíneo pueden, en algunas ocasiones, alojarse en las válvulas del corazón e infectar el endocardio. Las válvulas anómalas, dañadas o de sustitución (prótesis) son más propensas a infectarse que las válvulas normales. Las bacterias que causan la endocarditis bacteriana subaguda casi siempre infectan las válvulas anómalas, dañadas o de sustitución. Sin embargo, las válvulas normales pueden infectarse por algunas bacterias agresivas, especialmente cuando están presentes en grandes cantidades.

Aunque normalmente en la sangre no hay bacterias, una herida en la piel, en la mucosa que recubre la cavidad oral o en las encías (incluso una herida ocasionada por una actividad normal como masticar o cepillarse los dientes) permite que se introduzca una pequeña cantidad de bacterias en el flujo sanguíneo. La gingivitis (inflamación de las encías) con infección, las infecciones leves de la piel y las infecciones en cualquier lugar del organismo pueden introducir bacterias en el torrente sanguíneo.

En ciertas intervenciones médicas, odontológicas y quirúrgicas también pueden penetrar bacterias en la circulación sanguínea. En raras ocasiones, las bacterias entran en el corazón durante una intervención quirúrgica a corazón abierto o durante una intervención para reemplazar una válvula cardíaca. En los individuos con válvulas cardíacas normales, por lo general, no se produce ningún daño y los glóbulos blancos (leucocitos) y las respuestas inmunitarias destruyen rápidamente estas bacterias. Sin embargo, las bacterias pueden quedar atrapadas en las válvulas lesionadas, alojarse en el endocardio y empezar a multiplicarse.

En la sepsis, una infección grave de la sangre, un gran número de bacterias penetra en el torrente sanguíneo. Cuando el número de bacterias en la sangre es lo bastante grande, se desarrolla endocarditis incluso en individuos con las válvulas cardíacas normales.

Endocarditis
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En la endocarditis infecciosa, la infección puede afectar el revestimiento del corazón, las válvulas cardíacas y cualquier otra zona con conexiones anómalas entre las cavidades cardíacas o sus vasos sanguíneos (defectos cardíacos congénitos). En el panel superior derecho se muestra una válvula mitral normal, que impide el flujo de sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la aurícula izquierda. El panel inferior derecho muestra vegetaciones (bacterias combinadas con pequeños coágulos de sangre) en las valvas de la válvula mitral, lo que es compatible con una endocarditis infecciosa. Las vegetaciones y la inflamación de la válvula alteran su funcionamiento normal y pueden permitir un reflujo anormal de la sangre desde el ventrículo izquierdo hacia la aurícula izquierda.

Si la causa de una endocarditis infecciosa es la inyección de drogas o el uso prolongado de un catéter intravenoso (que en ocasiones utilizan los médicos para administrar tratamientos por vía intravenosa a pacientes con enfermedades graves), la válvula tricúspide (que se abre de la aurícula derecha hacia el ventrículo derecho) se infecta con mayor frecuencia. En casi todos los demás casos de endocarditis se infectan la válvula mitral o la válvula aórtica.

Vista interior de una endocarditis infecciosa

Esta vista de una sección transversal del corazón muestra vegetaciones (acumulaciones de bacterias y coágulos de sangre) en las cuatro válvulas.

Factores de riesgo de endocarditis infecciosa

Las personas que presentan mayor riesgo de endocarditis son las que

  • Se inyectan drogas o sustancias ilegales

  • Tienen un sistema inmunológico debilitado

  • Llevan una válvula cardíaca protésica (artificial), un marcapasos o un desfibrilador

Las personas que se inyectan drogas tienen un alto riesgo de contraer endocarditis porque es muy probable que les haya entrado bacterias directamente en el torrente sanguíneo a través de las agujas, jeringas o las soluciones de las propias drogas contaminadas.

Las personas con una válvula cardíaca de sustitución también presentan un alto riesgo de endocarditis. Para ellas, el riesgo de padecer endocarditis infecciosa es mayor durante el año siguiente a la intervención. Superado el primer año, el riesgo disminuye, pero continúa siendo ligeramente mayor de lo normal.

Otros factores de riesgo para la endocarditis infecciosa son

  • Anomalías congénitas del corazón (incluyendo defectos en las válvulas cardíacas) o de los principales vasos sanguíneos, en particular una anomalía que permite que la sangre se filtre de una parte del corazón a otra

  • Lesión en las válvulas del corazón debida a la fiebre reumática

  • La degeneración de las válvulas del corazón que se produce con el envejecimiento

Los defectos congénitos son factores de riesgo para niños y adultos jóvenes.

Una lesión cardíaca producida por una fiebre reumática en la infancia (enfermedad reumática cardíaca) también es un factor de riesgo. En la actualidad la fiebre reumática es un factor de riesgo menos frecuente en los países donde los antibióticos están fácilmente disponibles. En estos países, pero la fiebre reumática sigue siéndolo en las personas que no se beneficiaron de los antibióticos durante su infancia (como los inmigrantes).

Un factor de riesgo en las personas de edad avanzada es la degeneración de las válvulas cardíacas, como una válvula mitral (que se abre de la aurícula izquierda hacia el ventrículo izquierdo) flácida o la formación de depósitos de calcio en la válvula aórtica (que se abre del ventrículo izquierdo hacia la aorta).

Síntomas de la endocarditis infecciosa

La endocarditis bacteriana aguda suele comenzar súbitamente con fiebre alta (de 38,9° C a 40° C), frecuencia cardíaca acelerada (> 100 latidos por minuto), cansancio y una lesión valvular extensa y rápida que causa síntomas de insuficiencia cardíaca.

La endocarditis bacteriana subaguda puede causar síntomas como cansancio, fiebre moderada (de 37,2° C a 38,3° C), aceleración moderada de la frecuencia cardíaca, pérdida de peso, sudoración y disminución del número de glóbulos rojos (anemia). Estos síntomas pueden aparecer de forma sutil y estar presentes durante varios meses antes de que la endocarditis produzca la obstrucción de una arteria o lesione las válvulas del corazón, que es lo que permite a los médicos establecer el diagnóstico de forma clara.

Tanto en la endocarditis bacteriana aguda como en la subaguda, las arterias pueden obstruirse si la acumulación de bacterias y de coágulos de sangre depositados en las válvulas (lo que se denomina vegetación) se desprende (convirtiéndose en émbolo), viaja por el torrente sanguíneo hacia otras partes del cuerpo y se aloja en una arteria, bloqueándola. A veces la obstrucción tiene graves consecuencias. La obstrucción de una arteria que llega al cerebro puede producir un accidente cerebrovascular, y la obstrucción de una arteria que llega al corazón puede ser causa de un infarto de miocardio. Los émbolos también pueden dar lugar a una infección en la zona donde se alojan y/o bloquear pequeños vasos sanguíneos y dañar órganos. Los órganos que a menudo se ven afectados incluyen los pulmones, los riñones, el bazo y el cerebro. Los émbolos también suelen viajar a la piel y a la parte posterior del ojo (retina). Pueden formarse acumulaciones de pus (abscesos) en la base de la válvula infectada o donde quiera que se encuentren los émbolos.

Las válvulas pueden perforarse y empezar a perder líquido (causando regurgitación) en pocos días. Algunos afectados entran en choque y sus riñones y otros órganos dejan de funcionar (choque séptico). Las infecciones en las arterias debilitan sus paredes, lo que puede ocasionar un abultamiento o rotura. La rotura de una arteria puede ser mortal, sobre todo si se produce en el cerebro o cerca del corazón.

Otros síntomas de endocarditis bacteriana aguda y subaguda pueden incluir

  • Escalofríos

  • Dolor articular

  • Palidez (palidez)

  • Nódulos subcutáneos dolorosos

  • Confusión

En la piel y en la parte blanca de los ojos aparecen manchas rojizas minúsculas parecidas a pecas. Bajo las uñas pueden aparecer unas pequeñas líneas rojas (denominadas hemorragias en astilla). Estas manchas y líneas están producidas por émbolos diminutos que se han desprendido de las válvulas del corazón. Los émbolos más grandes pueden producir dolor de estómago, sangre en la orina, dolor u hormigueo en un brazo o una pierna, así como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular. Además, pueden desarrollarse soplos cardíacos o modificarse los ya existentes. El bazo puede aumentar de tamaño.

Signos de endocarditis infecciosa
Endocarditis infecciosa (piel)
Endocarditis infecciosa (piel)
En personas con endocarditis se pueden observar manchas rojizas en la palma y el dedo de la mano.

© Springer Science + Business Media

Endocarditis infecciosa (ojo)
Endocarditis infecciosa (ojo)
En personas con endocarditis se pueden observar manchas rojizas en el blanco del ojo.

© Springer Science + Business Media

Endocarditis infecciosa (hemorragias en astilla)
Endocarditis infecciosa (hemorragias en astilla)
En las personas con endocarditis infecciosa se pueden observar pequeñas líneas de color rojo debajo de las uñas.

Imagen cortesía de CDC/Dr. Thomas F. Sellers via the Centers for Disease Control and Prevention Public Health Image Library.

La endocarditis de la válvula protésica puede presentarse en forma de infección aguda o subaguda. A diferencia de lo que ocurre cuando se infecta una válvula natural, la infección de una válvula de sustitución es más probable que se disemine hacia el músculo cardíaco en la base de la válvula, y puede provocar que la fijación de la válvula al corazón se desprenda. Por otro lado, es posible que se interrumpa el sistema de conducción eléctrica del corazón, lo cual provocaría una disminución de la frecuencia cardíaca, que puede producir una pérdida súbita de la consciencia e incluso la muerte.

Diagnóstico de la endocarditis infecciosa

  • Ecocardiografía

  • Cultivos de sangre

Puesto que muchos de los síntomas son imprecisos y generales, los médicos pueden tener dificultades para establecer el diagnóstico. Por lo general, cuando se sospecha una endocarditis infecciosa aguda o subaguda hay que hospitalizar al paciente rápidamente para confirmar el diagnóstico y comenzar con el tratamiento.

Los médicos pueden sospechar una endocarditis en las personas con fiebre y sin foco de infección evidente, en especial si presentan

  • Síntomas característicos como manchas rojizas en los dedos de las manos o en la parte blanca de los ojos (esclerótica)

  • Una enfermedad valvular cardíaca

  • Una válvula cardíaca de sustitución

  • Sometidas recientemente a ciertas intervenciones médicas, odontológicas o quirúrgicas

  • Inyección de drogas y sustancias ilegales

La aparición de un soplo cardíaco o un cambio en un soplo ya existente apoya aún más el diagnóstico.

Para ayudar a establecer el diagnóstico, los médicos suelen hacer una ecocardiografía y recoger muestras de sangre para detectar la presencia de bacterias. Por lo general se toman tres o más muestras de sangre en diferentes momentos del mismo día. Los análisis de sangre (hemocultivos) permiten identificar la bacteria específica que causa la enfermedad y elegir el antibiótico idóneo para tratarla. En las personas con anomalías cardíacas, los médicos analizan una muestra de sangre en busca de bacterias antes de establecer el tratamiento antibiótico.

La ecocardiografía, que utiliza ondas de ultrasonido, muestra imágenes en las que se observan las vegetaciones y lesiones de las válvulas cardíacas. Generalmente se realiza una ecocardiografía transtorácica (procedimiento en el cual la sonda de ultrasonidos se coloca en el pecho). Si este procedimiento no proporciona suficiente información se realiza una ecocardiografía transesofágica (un procedimiento en el cual la sonda de ultrasonidos se pasa por la garganta hasta el esófago, justo detrás del corazón). La ecocardiografía transesofágica es más precisa y detecta pequeños depósitos bacterianos, pero es una técnica invasiva y más costosa.

La tomografía computarizada (TC) se emplea algunas veces cuando la ecocardiografía transesofágica no proporciona información suficiente. La tomografía por emisión de positrones (PET) se usa a veces para el diagnóstico de la endocarditis infecciosa de las válvulas cardíacas protésicas y otros dispositivos colocados en el corazón.

Algunas veces no se aíslan bacterias en los hemocultivos. Puede que sean necesarias técnicas especiales para el crecimiento de determinadas bacterias, o puede que la persona haya tomado antibióticos que no han erradicado la infección pero que sí han reducido la cantidad de bacterias lo suficiente como para hacerlas indetectables. Otra posible explicación es que la persona no sufra una endocarditis sino otro trastorno, como un tumor cardíaco o una endocarditis no infecciosa que cause síntomas muy similares a los de la endocarditis.

Pronóstico de la endocarditis infecciosa

La endocarditis infecciosa sin tratamiento es siempre mortal. Cuando se administra tratamiento, el riesgo de muerte va a depender de factores como la edad de la persona, la duración de la infección, la presencia de una válvula cardíaca de sustitución, el tipo de microorganismo causante de la infección y la cantidad de daño sufrido por las válvulas cardíacas. Sin embargo, con un tratamiento antibiótico intensivo, la mayoría de las personas sobreviven.

Prevención de la endocarditis infecciosa

Como medida preventiva, es necesario que a las personas que presenten un riesgo elevado de sufrir endocarditis infecciosa se les administren antibióticos antes de someterlas a ciertas intervenciones médicas, odontológicas o quirúrgicas. Entre las personas con riesgo elevado se incluyen las que tienen

  • Válvulas de sustitución

  • Ciertos defectos cardíacos congénitos

  • Un corazón trasplantado que tiene una válvula anormal

  • Episodio previo de endocarditis infecciosa

Por lo tanto, los cirujanos, los odontólogos y otros profesionales de la salud necesitan saber si la persona presenta tales factores de riesgo. Las personas que simplemente tienen una única válvula cardíaca anormal no requieren antibióticos.

Tabla

Tratamiento de la endocarditis infecciosa

  • Antibióticos administrados por vía intravenosa

  • En algunas ocasiones, cirugía cardíaca

El tratamiento, por lo general, consiste en administrar altas dosis de antibióticos por vía intravenosa durante al menos 2 semanas y a menudo hasta 8 semanas. El tratamiento con antibióticos casi siempre se inicia en el hospital, pero se puede completar en el domicilio del paciente con la colaboración de una enfermera a domicilio. Algunas personas con ciertos tipos de infección pueden cambiar a antibióticos por vía oral después de un período de tratamiento intravenoso.

Los antibióticos por sí solos no siempre solucionan la infección, sobre todo si la válvula en cuestión es una válvula de sustitución. Una de las razones es que con frecuencia las bacterias que producen infecciones en una persona con una válvula de sustitución son resistentes a los antibióticos. Debido a que los antibióticos se administran antes de la cirugía de sustitución valvular para prevenir infecciones, las bacterias que sobreviven al tratamiento suelen ser resistentes. Otra razón es que generalmente es más difícil erradicar la infección en un material artificial implantado que en el tejido humano.

La cirugía cardíaca puede ser necesaria para reparar o reemplazar las válvulas dañadas, quitar vegetaciones o drenar abscesos si los antibióticos no son eficaces, si la insuficiencia valvular es importante o si hay un defecto congénito que comunica una cavidad cardíaca con otra.

Por lo general, se necesita un tratamiento dental para eliminar cualquier fuente de infección debida a enfermedad de la boca o de las encías. Los médicos también suelen retirar cualquier dispositivo (como un catéter) que pueda constituir una fuente de infección.

Los médicos pueden usar una serie de exámenes ecocardiográficos para asegurarse de que el área infectada se esté reduciendo. También pueden hacer una ecocardiografía al final del tratamiento para tener un registro del aspecto de las válvulas cardíacas, ya que la endocarditis infecciosa puede reaparecer. Debido al riesgo de recurrencia, es necesario un cuidado dental continuo y una buena higiene de la piel (para evitar que cualquier bacteria penetre en el cuerpo a través de llagas o heridas).

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