Las infecciones cerebrales pueden ser causadas por virus, bacterias, hongos o, en ocasiones, protozoos o parásitos.
La encefalitis es más frecuente debido a los virus, como el herpes simple, herpes zoster, citomegalovirus o virus del Nilo Occidental.
Las infecciones, como la leucoencefalopatía multifocal progresiva, causada por el virus JC o la panenceflitis esclerosante subaguda, causada por el virus del sarampión, también afectan el cerebro; ellas se caracterizan por una incubación larga y una evolución prolongada.
La infección por SARS-CoV-2 puede causar encefalopatía, aunque no está claro en qué medida la causa es la invasión viral directa del encéfalo, un accidente cerebrovascular o una hemorragia inducida por el virus, o lesiones encefálicas secundarias, como hipoxia, anomalías electrolíticas y disfunción hepática y/o renal.
Ciertos trastornos no infecciosos pueden simular encefalitis. Un ejemplo es la entidad autoinmunitaria encefalitis por inmunoglobulina anti-receptor de NMDA (N-metil-d-aspartato) que implica un ataque autoinmune a las proteínas de la membrana neuronal.
Las infecciones cerebrales a menudo también involucran otras partes del sistema nervioso central, incluida la médula espinal. El cerebro y la médula espinal suelen estar protegidos de la infección, pero cuando se infectan, las consecuencias suelen ser muy graves.
Las infecciones pueden causar inflamación de las meninges (meningitis). A menudo, la meningitis bacteriana se disemina al encéfalo y causa encefalitis, que infecta principalmente el parénquima cerebral. De manera similar, las infecciones virales que causan encefalitis a menudo también causan meningitis. Técnicamente, cuando tanto el cerebro como las meninges están infectados, el trastorno se llama meningoencefalitis. Sin embargo, el término meningitis se utiliza generalmente para referirse a la infección que afecta principalmente las meninges, y la encefalitis se utiliza generalmente para referirse a la infección que afecta principalmente el cerebro.
Las infecciones del sistema nervioso central se manifiestan como sigue:
Infección difusa del parénquima que produce encefalitis y a veces afecta áreas específicas del cerebro
Inflamación encefálica secundaria a infecciones meníngeas o parameníngeas
Infección focal o multifocal (p. ej., debida a un absceso cerebral, un empiema o infecciones cerebrales micóticas o parasitarias como neurocisticercosis causado por Taenia solium)
La infección por HIV y las enfermedades priónicas también puede afectar el cerebro de forma difusa.
El compromiso cerebral también puede ser una manifestación de mecanismos posinfecciosos, como la encefalomielitis diseminada aguda.
Las bacterias y otros microorganismos infecciosos pueden alcanzar el encéfalo y las meninges de varias maneras:
Diseminación hematógena
Heridas de cráneo penetrantes (que incluyen procedimientos neuroquirúrgicos)
La extensión directa de las infecciones craneanas (p. ej., sinusitis, osteomielitis)
Muchos síntomas y signos de infecciones encefálicas (p. ej., obnubilación aguda o subaguda, convulsiones, déficits neurológicos focales, signos de aumento de la presión intracraneal) pueden desarrollarse en varias infecciones cerebrales (p. ej., absceso cerebral, absceso epidural intracraneal, empiema subdural); por lo tanto, suele ser necesarias neuroimágenes para diferenciar entre las infecciones.