Introducción a los trastornos de los glóbulos blancos (leucocitos)

PorDavid C. Dale, MD, University of Washington
Revisado/Modificado abr. 2023
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    Los glóbulos blancos (leucocitos) son una parte importante de la defensa del cuerpo contra microorganismos infecciosos y sustancias extrañas (el sistema inmunológico). Para defender adecuadamente al organismo, un número suficiente de glóbulos blancos (leucocitos) debe recibir el aviso de que un microorganismo infeccioso o una sustancia extraña ha invadido el cuerpo, y llegar al lugar donde son necesarios para, a continuación, destruir y digerir el patógeno o la sustancia dañinos (véase la figura Sistema linfático: una defensa contra la infección).

    Como todas las células sanguíneas, los glóbulos blancos se producen principalmente en la médula ósea. Se desarrollan a partir de células progenitoras (células madre o precursoras) que al madurar se convierten en uno de los cinco tipos principales de glóbulos blancos:

    • Basófilos

    • Eosinófilos

    • Linfocitos

    • Monocitos

    • Neutrófilos

    Normalmente, las personas producen unos 100 000 millones de glóbulos blancos (leucocitos) al día. En un volumen de sangre dado, el número de glóbulos blancos se expresa en términos de células por microlitro de sangre. El número total suele estar entre 4000 y 11 000 por microlitro (4 to 11 × 109 por litro). Mediante análisis de sangre, puede determinarse la proporción de cada uno de los cinco tipos principales de glóbulos blancos, el número total de células de cada tipo en un volumen dado de sangre.

    Una cantidad muy alta o muy baja de glóbulos blancos indica un trastorno.

    La leucopenia, una disminución en el número de glóbulos blancos (leucocitos) a menos de 4000 células por microlitro de sangre (4 × 109 por litro), con frecuencia hace que los afectados sean más susceptibles a las infecciones.

    La leucocitosis, un aumento en el número de glóbulos blancos (leucocitos) de más de 11 000 células por microlitro de sangre (11 × 109 por litro), está causada a menudo por una respuesta normal del organismo frente a algunos fármacos, como los corticosteroides, o bien para ayudar a combatir una infección. Sin embargo, un aumento en el número de glóbulos blancos también está causado por cánceres de la médula ósea (como la leucemia), en los que las células afectadas se multiplican sin control.

    Algunos trastornos solo implican a uno de los cinco tipos de glóbulos blancos.

    Otros trastornos pueden implicar alteraciones simultáneas de más de un tipo de glóbulos blancos, o incluso de los cinco. Los trastornos de los neutrófilos y de los linfocitos son los más habituales. Los relacionados con los monocitos y los eosinófilos son menos frecuentes, y los relacionados con los basófilos son raros.

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