Síndrome de congestión pélvica

PorJoAnn V. Pinkerton, MD, University of Virginia Health System
Revisado/Modificado feb. 2023
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El síndrome de congestión pélvica consiste en un dolor de larga duración (crónico) en la parte baja del abdomen (pelvis), causado por la acumulación de sangre en las venas de la pelvis, que se han ensanchado (dilatado) y se han vuelto tortuosas.

El síndrome de congestión pélvica parece ser una causa habitual de dolor pélvico crónico (dolor pélvico que dura más de 6 meses). El dolor se produce porque se acumula sangre en las venas de la pelvis, que se han dilatado y se han vuelto tortuosas (varices o venas varicosas). El dolor resultante a veces es debilitante. Los estrógenos pueden contribuir a la aparición de estas venas.

Las varices también pueden aparecer en las nalgas, los muslos, la vagina o la vulva.

Muchas mujeres en edad fértil tienen varices pélvicas, aunque no todas presentan síntomas. Se desconoce por qué algunas mujeres desarrollan síntomas.

La mayoría de las mujeres con síndrome de congestión pélvica se encuentran entre los 20 y 45 años de edad y han tenido varios embarazos.

Síntomas del síndrome de congestión pélvica

En las mujeres con síndrome de congestión pélvica, el dolor pélvico aparece a menudo después de un embarazo. El dolor tiende a empeorar con cada embarazo.

Por lo general, el dolor es un malestar sordo, aunque a veces puede ser agudo o punzante. Este dolor empeora al final del día (después de haber estado sentada o de pie durante largo tiempo) y se alivia al tumbarse. También empeora durante o después del coito. A menudo se acompaña de dolor en la parte baja de la espalda, molestias en las piernas y sangrado vaginal anómalo.

El dolor tiende a ocurrir solo en un lado.

Diagnóstico de síndrome de congestión pélvica

  • Evaluación de un médico, en base a criterios diagnósticos específicos

  • Ecografía u otra prueba de diagnóstico por imagen

  • A veces laparoscopia

Se puede sospechar un síndrome de congestión pélvica en una mujer con dolor pélvico cuando, al realizar una exploración ginecológica, no se detectan inflamación ni otras anomalías. Para que los médicos diagnostiquen síndrome de congestión pélvica, el dolor debe haber estado presente durante más de 6 meses y los ovarios deben mostrarse sensibles a la palpación cuando son examinados.

La ecografía para comprobar la presencia de venas varicosas en la pelvis permite confirmar el diagnóstico de síndrome de congestión pélvica. No obstante, puede ser necesaria otra prueba de diagnóstico por la imagen para confirmar el diagnóstico. Estas pruebas pueden incluir una venografía (radiografías de venas tomadas después de que se inyecte un producto de contraste radiopaco en una vena de la ingle), una tomografía computarizada (TC), una resonancia magnética (RM) y una venografía con resonancia magnética.

Si el dolor es importante y no logra identificarse su causa, se puede realizar una laparoscopia. Para este procedimiento se hace una pequeña incisión debajo del ombligo y se inserta un tubo de observación para ver directamente las estructuras de la pelvis.

Tratamiento del síndrome de congestión pélvica

  • Por lo general, fármacos antiinflamatorios no esteroideos

  • Medroxiprogesterona o agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina

  • Si es necesario, un procedimiento para bloquear el flujo sanguíneo hacia las venas varicosas

Pueden aliviar el dolor los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y la medroxiprogesterona o los agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) (formas sintéticas de una hormona producida por el cuerpo), como la leuprolida y la nafarelina. La medroxiprogesterona es un progestágeno (una forma sintética de la hormona femenina progesterona). Los agonistas de la GnRH son formas sintéticas de una hormona producida por el cuerpo.

Si estos medicamentos son ineficaces y el dolor es persistente y grave, los médicos pueden tratar de bloquear el flujo de sangre a las venas varicosas y así evitar que la sangre se acumule allí. Hay dos maneras posibles de hacerlo:

  • Embolización de una vena: tras administrar un anestésico para adormecer una zona de la pierna, se realiza una pequeña incisión y se introduce por ella un tubo delgado y flexible (catéter) en una vena para llegar hasta las venas varicosas. Se insertan minúsculas espirales, esponjas o líquidos parecidos a un pegamento a través del catéter en las venas para bloquearlas.

  • Escleroterapia: de modo similar, se introduce un catéter y se inyecta una solución a través de él en las venas varicosas. La solución bloquea las venas.

Cuando la sangre no puede llegar a las venas varicosas de la pelvis, por lo general el dolor remite.

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