Las tumoraciones benignas de ovario son los quistes (mayoritariamente quistes funcionales) y masas, incluyendo tumores no cancerosos.
La mayoría de los quistes y tumores no cancerosos no causan ningún síntoma, pero algunos causan dolor o presión en el área pélvica.
El médico puede detectar una tumoración en un examen pélvico, usando luego la ecografía para confirmar el diagnóstico.
Algunos quistes desaparecen por sí solos.
Los quistes o tumores pueden extirparse a través de una o varias incisiones pequeñas, o bien una incisión grande, en el abdomen, y a veces el ovario afectado también debe ser extirpado.
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Los quistes ováricos son cavidades llenas de líquido que se forman en el interior o sobre la superficie de un ovario. Estos quistes son relativamente frecuentes. La mayoría no son cancerosos (son benignos) y desaparecen espontáneamente. El cáncer de ovario es más probable en mujeres mayores de 50 años.
Quistes ováricos funcionales
Los quistes funcionales se forman a partir de las cavidades llenas de líquido (folículos) de los ovarios; cada folículo contiene un óvulo. Por lo general, durante cada ciclo menstrual un folículo libera un óvulo, y el folículo desaparece después de la liberación del óvulo. Sin embargo, si no se libera un óvulo, el folículo puede continuar aumentando de tamaño, formando un quiste grande.
Alrededor de un tercio de las mujeres premenopáusicas desarrollan un quiste. Los quistes funcionales rara vez se desarrollan tras la menopausia.
Existen dos tipos de quistes funcionales:
Quistes foliculares: estos quistes se forman cuando el óvulo se está desarrollando en el folículo.
Quistes del cuerpo lúteo: estos quistes se desarrollan a partir de la estructura que se forma tras romperse el folículo y liberar su óvulo. Esta estructura se denomina cuerpo lúteo. Los quistes del cuerpo lúteo pueden sangrar, haciendo que el ovario se abulte o pueden romperse. Si se rompe el quiste, el fluido escapa hacia los espacios en el interior del abdomen (cavidad abdominal), pudiendo producir un dolor intenso.
La mayoría de los quistes funcionales miden alrededor de 1,5 cm de diámetro. Pocos llegan a alcanzar o superar los 5 cm.
Los quistes funcionales habitualmente desaparecen por sí solos después de unos días o semanas.
Tumores benignos de ovario
Los tumores de ovario no cancerosos (benignos) por lo general crecen con lentitud y rara vez se vuelven malignos. Entre los más frecuentes se encuentran los siguientes:
Teratoma benigno (quiste dermoide): este tipo de tumor suele desarrollarse a partir de las tres capas de tejido del embrión (denominadas capas de células germinales). Todos los órganos se forman a partir de estos tejidos. Por tanto, los teratomas pueden contener tejidos de otras estructuras, como nervios, glándulas y piel.
Miomas: estos tumores son masas sólidas compuestas por tejido conjuntivo (los tejidos que mantienen las estructuras unidas). Los miomas son de crecimiento lento y miden unos 7 cm de diámetro. Suelen aparecer en un solo lado.
Cistoadenomas: estos quistes llenos de líquido se desarrollan en la superficie del ovario y contienen parte del tejido de las glándulas ováricas.
Síntomas
La mayoría de los quistes funcionales y tumores ováricos benignos no producen ningún síntoma. Pero algunos causan dolor pélvico intermitente de tipo sordo o agudo. A veces causan anomalías menstruales. Algunas mujeres sienten dolor profundo en el abdomen durante la actividad sexual.
Algunos quistes producen hormonas que afectan los periodos menstruales. Como resultado, los periodos pueden ser irregulares o más copiosos de lo normal. Pueden aparecer manchas entre períodos. En mujeres posmenopáusicas, dichos quistes pueden causar sangrado vaginal.
Si los quistes del cuerpo lúteo sangran, pueden causar dolor o sensibilidad en la zona pélvica.
Ocasionalmente puede aparecer un dolor intenso y súbito debido a que un gran quiste o una masa provoca que el ovario se torsione (trastorno conocido como torsión de anejo).
En raras ocasiones, se acumula líquido en el abdomen (ascitis) o alrededor de los pulmones (derrame pleural) en mujeres con miomas o cáncer de ovario. La combinación de miomas, ascitis y derrame pleural se denomina síndrome de Meigs. La ascitis puede producir sensación de presión o pesadez en el abdomen.
Diagnóstico
Exploración pélvica
Ecografía
A veces, análisis de sangre
Algunas veces, el médico detecta los quistes o los tumores durante una exploración pélvica rutinaria. A veces puede sospechar su existencia a partir de los síntomas. Con frecuencia se detectan de forma casual al realizar una prueba de diagnóstico por la imagen (como una ecografía), solicitada por alguna otra razón.
Cuando es necesario confirmar el diagnóstico, se realiza una ecografía empleando un ecógrafo introducido en la vagina (ecografía transvaginal).
Se realiza una prueba de embarazo para descartar la gestación, incluyendo embarazos situados fuera del útero (embarazos ectópicos).
Si las pruebas de diagnóstico por la imagen sugieren que el crecimiento podría ser canceroso o si hay ascitis, los médicos lo extraen y lo examinan al microscopio. Se puede emplear un laparoscopio, insertado a través de una pequeña incisión justo debajo del ombligo, para examinar los ovarios y eliminar el crecimiento.
Si los médicos sospechan cáncer de ovario, realizan un análisis de sangre para detectar sustancias llamadas marcadores tumorales, que pueden aparecer en sangre o aumentar cuando algunos tipos de cáncer están presentes. Sin embargo, estas pruebas no son fiables para el diagnóstico. Son más útiles para controlar la respuesta de las mujeres con cáncer de ovario al tratamiento
Tratamiento
Para algunos quistes, monitorización regular con ecografía transvaginal
En ciertas ocasiones, intervención quirúrgica
Quistes ováricos
Si los quistes ováricos miden unos 5 cm de diámetro, por lo general desaparecen sin tratamiento. La ecografía transvaginal se realiza periódicamente para determinar si están desapareciendo.
Si un quiste tiene un tamaño mayor de 5 cm y no desaparece, puede ser necesario extirparlo. Si no se puede descartar un cáncer, se extirpa el ovario. Si el quiste es canceroso, se extirpan los quistes, el ovario y la trompa de Falopio afectados. Para algunos quistes de gran tamaño que no presentan características de cáncer, la monitorización con ecografía transvaginal puede ser suficiente.
Tumores de ovario
Los tumores benignos, como los miomas y los cistadenomas, requieren tratamiento.
Si un tumor parece canceroso, se realiza una intervención quirúrgica para evaluarlo y, si es posible, extirparlo. Se realiza uno de los procedimientos siguientes:
Laparoscopia
Laparotomía
La laparoscopia precisa una o varias pequeñas incisiones en el abdomen. Se realizan en un hospital y normalmente requieren anestesia general. Sin embargo, no es preciso que la mujer pase la noche en el hospital.
La laparotomía es similar, pero requiere una incisión más grande y pasar la noche en el hospital.
El procedimiento que se use depende del tamaño de la tumoración y de si están afectados otros órganos.
Si es técnicamente factible, los médicos apuntan a preservar los ovarios extirpando solo el quiste (cistectomía).
La extirpación del ovario afectado (ooforectomía) se hace necesaria en los siguientes casos:
Miomas u otros tumores sólidos si el tumor no se puede extirpar mediante cistectomía
Cistoadenomas
Teratomas quísticos de diámetro superior a 10 cm
Quistes que no se pueden separar quirúrgicamente del ovario
La mayoría de los quistes que aparecen en mujeres posmenopáusicas y cuyo diámetro es superior a unos 5 cm aproximadamente