Las preocupaciones financieras al final de la vida

PorElizabeth L. Cobbs, MD, George Washington University;
Karen Blackstone, MD, George Washington University;Joanne Lynn, MD, MA, MS, The George Washington University Medical Center
Revisado/Modificado oct. 2021 | Modificado sep. 2022
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    Las enfermedades mortales se asocian con frecuencia a la discapacidad progresiva. Poco a poco, el afectado será incapaz de ocuparse de su casa o apartamento, preparar la comida, gestionar los asuntos financieros y caminar o cuidarse a sí mismo. La mayoría de los enfermos terminales necesitan ayuda, por lo menos durante sus últimas semanas de vida, y a menudo durante mucho tiempo antes. Esta discapacidad se debe prever, tal vez eligiendo una vivienda con acceso para sillas de ruedas y cercana a los familiares que le puedan atender. Aunque evolucione la discapacidad, existen servicios que facilitan la permanencia del enfermo en casa, como la fisioterapia o la terapia ocupacional y la atención domiciliaria.

    La discapacidad y la enfermedad pueden ahogar a las familias económicamente. Muchas familias agotan sus ahorros cuando asumen el cuidado de un familiar moribundo. Los programas de la seguridad social y las compañías de seguros no suelen cubrir muchos de los servicios que necesitan las personas en fase terminal, como la atención prolongada en residencias o la asistencia sanitaria domiciliaria. Los servicios prestados por los programas de cuidados paliativos son la excepción, porque suelen ser bastante completos. Sin embargo, muchas personas pueden tener necesidades significativas durante períodos en los que no cumplen las condiciones para optar oficialmente a cuidados paliativos.

    La familia debe informarse sobre el coste de los cuidados que requiere un familiar gravemente enfermo. Obtener información sobre la cobertura y la normativa suele ser una tarea laboriosa. Para empezar, se puede preguntar al médico y al equipo de cuidadores (Eldercare Locator) o llamar a un teléfono de información o preguntar a un localizador de eldercare, o a un trabajador social de un hospital o de un plan de salud.

    En el momento de la muerte, son los familiares quienes suelen proporcionar, gratuitamente, la mayoría de los cuidados, pero deben informarse sobre el tipo de ayuda que ofrecen los profesionales para que la carga sea más llevadera. Además, es posible que tengan que incurrir en gastos como consecuencia de tener que dejar el trabajo, pagar los fármacos, la atención a domicilio y los desplazamientos. La familia debe hablar abiertamente con el médico sobre los gastos, insistiendo en una buena relación entre los costes y la atención recibida, y planificar con anticipación los límites económicos o prepararse para sufragarlos.

    Es aconsejable hacer las previsiones oportunas sobre los bienes de la persona moribunda. Aunque discutir sobre temas financieros y de propiedades cuando la muerte es inminente puede resultar difícil, siempre suele ser una buena idea. Si se hace, pueden salir a la luz cuestiones que la persona moribunda puede dejar firmadas o dispuestas, lo cual alivia las responsabilidades con las que tendrá que cargar la familia. Algunos procuradores se especializan en la atención a personas mayores y pueden ayudar a resolver las cuestiones económicas y legales.

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