Enfermedad por descompresión

(Enfermedad de Caisson; enfermedad de los buzos)

PorRichard E. Moon, MD, Duke University Medical Center
Revisado/Modificado abr. 2023
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La enfermedad por descompresión es un trastorno en el cual el nitrógeno, disuelto en la sangre y los tejidos debido a la alta presión, forma burbujas cuando la presión disminuye.

  • Los síntomas pueden incluir fatiga y dolor en los músculos y las articulaciones.

  • En el tipo más grave, los síntomas pueden ser similares a los de un accidente cerebrovascular o bien se manifiestan como entumecimiento, hormigueo, debilidad en el brazo o en la pierna, inestabilidad, vértigo, dificultad para respirar y dolor torácico.

  • La persona es tratada con oxígeno y terapia de recompresión (oxígeno a alta presión o hiperbárico).

  • Para prevenir la enfermedad, es conveniente limitar la profundidad y la duración de las inmersiones y la velocidad de ascenso.

(Véase también Introducción a las lesiones por buceo o submarinismo.)

El aire está compuesto principalmente de nitrógeno y oxígeno. Puesto que el aire sometido a presión elevada se comprime, cada inspiración realizada en las profundidades contiene muchas más moléculas que una inspiración en la superficie. Dado que el organismo utiliza continuamente el oxígeno, por lo general el exceso de moléculas de oxígeno inhaladas bajo una presión elevada no se acumula. Sin embargo, el exceso de moléculas de nitrógeno sí se acumula en la sangre y los tejidos.

A medida que va disminuyendo la presión exterior durante el ascenso tras una inmersión o durante la salida de un entorno de aire comprimido, el nitrógeno acumulado que no puede espirarse de inmediato forma burbujas en la sangre y los tejidos. Estas burbujas pueden expandirse y lesionar los tejidos o bien obstruir los vasos sanguíneos de varios órganos, ya sea directamente o provocando pequeños coágulos de sangre. Esta obstrucción de vasos sanguíneos causa dolor y varios síntomas más, por ejemplo síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular (como debilidad repentina en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o mareo) o incluso síntomas parecidos a los de la gripe. Las burbujas de nitrógeno también causan inflamación, lo cual produce tumefacción y dolor en los músculos, las articulaciones y los tendones.

El riesgo de sufrir la enfermedad por descompresión se agrava con muchos de los siguientes factores:

  • Algunos defectos cardiacos, como un foramen oval permeable o un defecto del tabique auricular

  • Agua fría

  • Deshidratación

  • Volar después de bucear

  • Esfuerzo

  • Fatiga

  • Aumento de presión (es decir, la profundidad de la inmersión)

  • Tiempo transcurrido en un ambiente presurizado

  • Obesidad

  • Edad avanzada

  • Ascenso rápido

  • No seguir los procedimientos apropiados de descompresión

Puesto que el exceso de nitrógeno sigue disuelto en los tejidos corporales durante al menos 12 horas después de cada inmersión, quienes realicen inmersiones repetidas el mismo día tienen más probabilidades de padecer la enfermedad por descompresión que quienes realicen una única inmersión. Un viaje aéreo entre 12 y 24 horas después de haber realizado una inmersión (como puede suceder al final de unas vacaciones) expone a la persona a una presión atmosférica todavía más baja, lo cual hace que la enfermedad por descompresión sea algo más probable.

Es posible que se formen burbujas de nitrógeno en los vasos sanguíneos pequeños o en los propios tejidos. Los tejidos con un alto contenido graso, como los del cerebro y la médula espinal, son los más afectados, porque el nitrógeno se disuelve en grasa con mucha rapidez.

  • El tipo I de enfermedad por descompresión tiende a ser leve y afecta principalmente las articulaciones, la piel y los vasos linfáticos.

  • La enfermedad por descompresión de tipo II, potencialmente mortal, a menudo afecta a sistemas de órganos vitales, entre los que se incluyen el cerebro y la médula espinal, el sistema respiratorio y el sistema circulatorio.

Síntomas de la enfermedad por descompresión

Por lo general, los síntomas de la enfermedad por descompresión se manifiestan de modo más lento que los de la embolia gaseosa y el barotrauma pulmonar. Solo la mitad de las personas con enfermedad por descompresión presentan síntomas al cabo de una hora de salir a la superficie, mientras que un 90% los manifiesta al cabo de 6 horas. Es común que los síntomas comiencen de forma gradual y tarden algún tiempo en alcanzar su punto máximo. Los primeros síntomas pueden ser

  • Fatiga

  • Inapetencia

  • Dolor de cabeza (cefaleas)

  • Vaga sensación de malestar

Enfermedad por descompresión de tipo I (menos grave)

El tipo menos grave (o forma musculoesquelética) de la enfermedad por descompresión (a menudo denominada enfermedad de los buzos), por lo general causa dolor, que suele afectar las articulaciones de los brazos o las piernas, la espalda o los músculos; en ocasiones es difícil localizar la zona concreta. El dolor puede ser leve o intermitente al principio, pero es posible que después se intensifique con rapidez y sea intenso; puede ser punzante o bien, como a veces se describe, «profundo» o como «si algo estuviera perforando el hueso». Empeora con el movimiento.

Los síntomas menos frecuentes son prurito, piel moteada, erupción cutánea, inflamación del brazo, el tórax o el abdomen y fatiga extrema. Estos síntomas no son potencialmente mortales, pero pueden preceder a problemas más peligrosos.

Enfermedad descompresiva de tipo II (más grave)

El tipo más grave de enfermedad por descompresión (tipo II) suele producir síntomas neurológicos, que van desde un leve entumecimiento hasta parálisis y la muerte. La médula espinal es especialmente vulnerable.

Los síntomas que indican la afectación de la médula espinal pueden incluir entumecimiento, hormigueo, debilidad o una combinación de los anteriores, y pueden darse en los brazos, en las piernas o en las cuatro extremidades. Una debilidad leve u hormigueo puede progresar en cuestión de horas hasta una parálisis irreversible. También puede producirse una incapacidad para controlar la orina o defecar. Es frecuente el dolor en el abdomen y la espalda.

Los síntomas de afectación cerebral son en su mayoría similares a los de la embolia gaseosa, e incluyen

  • Dolor de cabeza (cefaleas)

  • Confusión

  • Dificultad para hablar

  • Visión doble

La pérdida de consciencia es poco habitual.

Los síntomas de afectación del oído interno, tales como vértigo severo, zumbido en los oídos y pérdida de audición, se producen cuando los nervios del oído interno resultan afectados.

Los síntomas de afectación pulmonar provocados por las burbujas de gas que viajan a través de las venas hacia los pulmones, producen tos y dolor torácico y empeoran progresivamente la dificultad para respirar (asfixia). Los casos graves, que son infrecuentes, pueden acabar en choque (shock) y muerte.

Efectos tardíos de la enfermedad por descompresión

La osteonecrosis disbárica (en ocasiones denominada necrosis ósea avascular) puede ser un efecto tardío de la enfermedad por descompresión o puede ocurrir en ausencia de dicha enfermedad. Implica la destrucción de tejido óseo, especialmente en el hombro y la cadera. La osteonecrosis disbárica puede producir dolor persistente y discapacidad debida a la artrosis resultante de la lesión. Estas lesiones ocurren con muy poca frecuencia en el buceo recreativo, pero son más frecuentes entre las personas que trabajan en un ambiente de aire comprimido y en los buzos que trabajan en un entorno submarino profundo. A menudo no hay un evento inicial específico que la persona pueda identificar como la fuente de los síntomas una vez que estos aparecen.

Estos trabajadores están expuestos a alta presión durante períodos prolongados y pueden tener un caso no detectado de enfermedad de los buzos. Los buzos técnicos, que bucean a más profundidad que los buzos recreativos, sufren mayor riesgo que estos. La osteonecrosis disbárica suele ser asintomática, pero si se produce cerca de una articulación puede progresar gradualmente a lo largo de meses o años hasta convertirse en una artritis grave e incapacitante. Cuando se produce una lesión articular grave, el único tratamiento posible es la sustitución de la articulación.

Los problemas neurológicos crónicos, como la parálisis parcial, se deben a menudo a que el tratamiento de los síntomas de la médula espinal fue postergado o inadecuado. Sin embargo, en ciertos casos la lesión es tan grave que no puede ser corregida, ni siquiera con un tratamiento apropiado administrado a tiempo. Los tratamientos reiterados con oxígeno en una cámara de alta presión parecen ayudar a algunas personas a recuperarse de las lesiones de médula espinal.

Diagnóstico de la enfermedad por descompresión

  • Evaluación médica

La enfermedad por descompresión se reconoce por la naturaleza de los síntomas y por su aparición relacionada con el buceo. Pruebas como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética nuclear (RMN) a veces muestran anomalías en el encéfalo o la médula espinal, pero no son fiables. Sin embargo, la terapia de recompresión debe iniciarse antes de saber los resultados de la TC o la RMN, excepto cuando el diagnóstico no está claro o cuando el estado del buzo es estable. Para diagnosticar la osteonecrosis disbárica se suele realizar una resonancia magnética nuclear (RMN).

Tratamiento de la enfermedad por descompresión

La mayoría de las personas se recuperan completamente.

Los buzos que solo experimentan prurito, erupción cutánea y fatiga por lo general no necesitan someterse a recompresión, pero deben permanecer bajo observación porque pueden aparecer síntomas más graves. La respiración de oxígeno puro a través de una mascarilla bien ajustada es recomendable y puede proporcionar cierto alivio.

Terapia de recompresión

Cualquier otro síntoma del trastorno por descompresión indica la necesidad de tratamiento en una cámara de alta presión (de recompresión o de oxígeno hiperbárico) porque la terapia de recompresión restaura la circulación sanguínea normal y el oxígeno en los tejidos afectados. Después de la recompresión, la presión se reduce gradualmente con pausas preestablecidas para dar tiempo a que el exceso de gases abandone el organismo sin causar daños. Puesto que los síntomas pueden reaparecer o empeorar al cabo de 24 horas, se somete a tratamiento incluso a las personas que solo presentan dolor moderado o transitorio, o síntomas neurológicos.

La terapia de recompresión es más beneficiosa cuando se inicia rápidamente. Al volar en un avión, la presión del aire en el compartimento de pasajeros es menor que en el suelo, y esta diferencia de presión a veces puede empeorar la enfermedad por descompresión. Sin embargo, en personas con síntomas graves, el beneficio de recibir tratamiento inmediato en una cámara hiperbárica supera con mucho al riesgo de no recibirlo. Los expertos suelen recomendar volar en un avión comercial, que puede estar presurizado, o volar a baja altitud si el avión no está presurizado.

La terapia de recompresión puede ser beneficiosa hasta 48 horas o más después del buceo y debe ser aplicada aun cuando llegar a la cámara más próxima requiera hacer un viaje importante. Durante el tiempo de espera y durante el transporte debe administrarse oxígeno con una mascarilla facial muy bien ajustada y proporcionar líquidos por vía oral o intravenosa. Los retrasos prolongados en el tratamiento aumentan el riesgo de que las lesiones resulten permanentes.

Prevención de la enfermedad por descompresión

Los buzos intentan evitar la enfermedad por descompresión evitando la formación de burbujas de gas. Para ello, limitan la profundidad y la duración de las inmersiones hasta el punto de que no sea necesario hacer paradas de descompresión durante el ascenso (lo que se conoce entre los buzos como límites sin paradas), o bien ascendiendo con paradas de descompresión tal como se especifica en los textos autorizados, como por ejemplo en la tabla de descompresión de Descompresión con aire, un capítulo del U. S. Navy Diving Manual (manual de buceo de la Marina de los Estados Unidos).

En estos textos se detalla un patrón de ascenso que, por lo general, permite expulsar el exceso de nitrógeno sin causar lesiones. Muchos buzos llevan consigo una computadora portátil sumergible que rastrea continuamente la profundidad y el tiempo de permanencia. La computadora calcula la pauta de descompresión para un retorno seguro hasta la superficie e indica cuándo hay que hacer las paradas para descompresión.

Además de guiarse por un gráfico o por pautas computarizadas para el ascenso, muchos buzos hacen una parada de seguridad durante unos minutos, aproximadamente a 4,5 m de la superficie.

Sin embargo, seguir estos procedimientos no elimina el riesgo de sufrir la enfermedad por descompresión. Son pocos los casos en que la enfermedad por descompresión se debe a inmersiones sin paradas. La persistencia de la enfermedad por descompresión puede ser debida a que las tablas y los programas existentes no tienen en cuenta todos los factores de riesgo entre distintos buzos, o bien a que algunas personas no respetan las recomendaciones de las tablas o de las computadoras.

¿Sabías que...?

  • Volar dentro de las 12 a 24 horas posteriores al buceo (lo que puede ser habitual cuando se está de vacaciones) aumenta el riesgo de sufrir trastornos por descompresión.

También son necesarias otras precauciones:

  • Tras varios días de inmersiones, suele recomendarse pasar un periodo de 12 a 24 horas (por ejemplo, 15 horas) en la superficie antes de hacer un viaje aéreo o de trasladarse a una zona de más altitud.

  • Las personas que se han recuperado por completo de un trastorno por descompresión moderada deben abstenerse de practicar submarinismo por lo menos durante un periodo de 2 semanas. Después de una enfermedad grave de descompresión, es mejor esperar un tiempo (al menos un mes) y someterse a una revisión médica antes de volver a bucear.

  • Las personas que han sufrido una descompresión, a pesar de haber seguido las recomendaciones de la tabla de inmersión o de la computadora, no deben volver a bucear hasta haberse sometido a una evaluación médica meticulosa para detectar factores subyacentes de riesgo, como un defecto cardíaco.

Más información

Los siguientes son recursos en inglés que pueden ser útiles. Tenga en cuenta que el MANUAL no se hace responsable del contenido de estos recursos.

  1. Divers Alert Network: 24-hour emergency hotline, 919-684-9111

  2. Duke Dive Medicine: consulta médica de emergencia operativa las 24 horas del día, 919-684-8111

  3. U. S. Navy Diving Manual: (Manual de Buceo de la Marina Estadounidense): Guía de referencia detallada publicada por la Marina de los Estados Unidos donde se describen las actividades de buceo y el entrenamiento de buceo

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